LA JORNADA | José Steinsleger, 2012/6/6
Siria: guerra mediática y freedom fighters
(...) Las agencias occidentales vienen dando cuerda al ignoto Rami Andel Rahamane, ciudadano británico y portavoz del no menos misterioso «Observatorio Sirio para los Derechos Humanos». Hasta que Alexander Lukashévich, vocero de la cancillería rusa, denunció que Rahamane opera el «Observatorio» con dos ayudantes de cocina en la trastienda de una cafetería de su propiedad, en Londres.
Amina Abadía Arraf al-Omari (desconectada, al parecer, del anterior) resultó otro personaje singular. Asumida como lesbiana, Amina consiguió sumar en su blog a miles de personas interesadas en conocer la «persecución de género» en Siria. En varias ocasiones, la agencia Associated Press y el diario inglés The Guardian requirieron su «opinión» por correo electrónico. Finalmente, trascendió que Amina era en realidad Tom Mac Master, un estadunidense radicado en Gran Bretaña.
(...) En marzo pasado, frente al tratamiento informativo sesgado en la crisis política de Siria, renunció Ali Hazme, corresponsal de Al Jazeera en Beirut. Le siguieron sus pares de Túnez, Egipto, Libia, Siria y Bahrein. La televisora se había negado a mostrar las fotografías de los «rebeldes» del llamado «Ejército Sirio Libre» (tomadas por Rula Ibrahim en Wadi Khaled, Siria), muchos de los cuales venían de liberar a Libia.
Al Jazeera tampoco cubrió el levantamiento popular en Bahrein, con imágenes del pueblo masacrado por los amigos del gobierno qatarí. (...)
Por su lado, y a propósito de la masacre reciente en la ciudad siria de Hula, la casta BBC utilizó una imagen tomada en Irak en 2003. La televisora pidió «perdón». No obstante, la misma táctica había sido empleada para mostrar disturbios en Tíbet con imágenes de... India y Pakistán.
En un artículo publicado en The Guardian, el prestigiado periodista John Pilger escribió: «la guerra mediática es tan importante como la guerra en el campo de batalla, porque el verdadero enemigo es la opinión pública nacional de cualquier país, y su engaño y confusión se convierten en algo esencial para librar una guerra colonial no popular».
Stella Calloni, una de las pocas voces que entre nosotros sigue con angustia la crisis política de Siria, advirtió: «Con semejante desinformación, con mentiras repetidas cada día por millones de aparatos de televisión en el mundo, por radios, diarios que sepultan toda voz disonante, que sepultan la verdad, no podemos pensar con nuestra propia cabeza ni sentir con nuestro corazón».