Rusia no avalará el uso de la fuerza contra Siria y pide una cumbre urgente
Rusia emplazó ayer a la comunidad internacional a convocar de forma urgente una conferencia de paz sobre Siria, con la participación de Irán, para impulsar el cumplimiento del plan del mediador de la ONU, Kofi Annan, al tiempo que insistió en que vetará cualquier resolución del Consejo de Seguridad que contemple una intervención armada y en que apoyará la salida de Bashar al-Assad solo si es producto de un diálogo entre sirios.
GARA | MOSCÚ
El ministro de Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, manifestó ayer que Rusia está cada vez más preocupada por la situación en Siria, pero insistió en que no permitirá que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas utilice la fuerza para resolver el conflicto, cuando Occidente prepara una nueva resolución para aislar al régimen de Damasco que podría contemplar desde nuevas sanciones hasta una intervención militar. Por eso, urgió a la celebración de una cumbre internacional, con presencia de todos los países con influencia en Siria, entre ellos Irán, para impulsar el cumplimiento del plan de Kofi Annan, ya que Moscú no contempla otra vía para resolver la situación.
Lavrov afirmó que «Rusia nunca aprobará el uso de la fuerza en el Consejo de Seguridad de la ONU», porque esa opción podría comportar «graves consecuencias para la totalidad de Oriente Próximo» y acarrearía consecuencias catastróficas. Consideró que esa opción «podría crear una zona de inestabilidad desde el Mediterráneo hasta el Golfo» y suponer una «amenaza de confrontación entre suníes y chiíes» en toda la región.
Admitió que por primera vez desde el inicio del conflicto «la cuestión de una intervención militar se presenta de manera emocional», pero incidió en la necesidad de seguir las líneas maestras del plan de paz del enviado especial de la Liga Árabe y Naciones Unidas, Kofi Annan, ya que considera inviable cualquier otra vía de resolución. Y, para impulsar el fracasado plan y evitar la guerra civil, insistió en la urgencia de celebrar una conferencia internacional, bajo la égida de la ONU, con la participación de los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (EEUU, Gran Bretaña, Estado francés, China y Rusia), los integrantes de la Liga Árabe y los vecinos de Siria, incluido Irán, pese a la negativa de París, Londres y Washington. «Irán es uno de los países que tienen influencia sobre el Gobierno sirio y decir que no puede acudir porque es parte del problema es irreflexivo», sostuvo.
En su opinión, esa cumbre será «la prueba de fuego de la honestidad» de la llamada comunidad internacional con respecto al interés en que el conflicto en el país árabe sea solucionado exclusivamente por medios pacíficos.
En una comparecencia de prensa, el canciller ruso culpó del agravamiento de la situación en Siria a los grupos armados «alentados por potencias extranjeras», aunque admitió que el Gobierno sirio ha cometido «gravísimos errores» desde que comenzó la revuelta contra el régimen de Bashar al-Assad, quince meses en los que, según la oposición, han muerto más de 13.400 personas.
El jefe de la diplomacia rusa puntualizó que la negativa de Moscú a una intervención militar extranjera «no tiene por objeto defender» a Bashar al-Assad, sino «preservar la estructura sectaria en el país». Es más, aseguró que Rusia no se opondrá a la salida de Al-Assad siempre y cuando sera el resultado del diálogo entre sirios y no de una presión externa.
En una jornada en la que, según activistas opositores, murió al menos medio centenar de personas a manos de las fuerzas de seguridad sirias y los bombardeos continuaban, la oposición armada pidió a la comunidad internacional armas sofisticadas para derrocar al régimen sirio.
Los observadores de la ONU hallaron indicios en Al-Qubeir de la matanza cometida el pasado miércoles en Al-Qubeir, aunque no pudieron determinar ni las circunstancias de la misma ni el número de víctimas. A su llegada, encontraron la ciudad vacía, por lo que no pudieron hablar con testigos de la masacre, en la que murieron 78 personas, pero sintieron «un fuerte olor a carne quemada» y encontraron restos de sangre en paredes y suelos y de pequeñas fogatas junto a las viviendas, además de huellas de blindados y casas dañadas por impactos de armas de gran calibre. GARA