La diversión de los viernes por la noche: la campaña 2011/12 de basket navarra
Basket Navarra cumplía su segunda temporada en la Liga LEB Oro y llegaba a cotas que ni ellos mismos esperaban: terceros y semifinalistas en los play offs de ascenso. Todo ello con un equipo pequeño y compuesto por retales, pero que nunca ha dado un partido por perdido.
Arnaitz GORRITI
Solo perdimos una prórroga de las cinco o seis que disputamos en la temporada -explicaba a este periódico Ángel González Jareño-. Una pena haber caído en aquel duelo contra Menorca -que ayer mismo certificaba su regreso a la ACB, tras derrotar por 1-3 a Melilla en la finalísima, ganando 61-82 el cuarto partido-, porque la derrota posterior nos afectó mucho psicológicamente y no nos recuperamos para el tercer partido».
La campaña 2011/12 ha sido llena de emoción y diversión para los aficionados -1.600 espetadores de media en Liga regular, hasta 2.500 en play offs- que han visitado el Anaitasuna la noche de los viernes. Navarra Basket ha vivido finales de infarto, dejando un sello de juego aguerrido e indomable en los buenos y en los malos momentos.
Al final, 21 victorias, tercera plaza en la temporada regular y semifinalistas en el play off de ascenso. «Ha sido una temporada fantástica», admitía el presidente del club iruindarra Javier Sobrino, mientras que González Jareño lo calificaba de «sueño».
«La clave para una temporada tan buena ha estado en el primer minuto del primer entrenamiento de pretemporada. Yo intento inculcarles ese espíritu de lucha y mentalidad ganadora a los jugadores. Empezamos con un balance de 2-6 en contra, estábamos bastante `acojonados' y centrados en asegurar la salvación. Pero una vez que ganamos 10 de los siguientes 11 partidos, la idea del equipo no cambió. La cuestión es que nunca sabes cuándo recogerás los frutos».
Satarosta, referencia; Uriz, revelación
El preparador madrileño afrontaba su segunda temporada al frente de Navarra Basket, que vivía su año de consolidación en la categoría LEB Oro tras debutar en la campaña 2010/11. De aquella temporada, solo seguían en la plantilla los jugadores Iñaki Sanz, Iñaki Narros, Óscar Raya y Alex Calvo, los dos últimos sin tener minutos en la rotación. Un equipo nuevo, con gente procedente de EBA como Nikola Rakocevic o Antón Savitski, otros como Starosta o Mikel Uriz que recuperaban la LEB Oro tras descender el año anterior, o un Kevin Langford que llegaba desde Hungría.
«Había muchos jugadores nuevos e inexpertos, o con experiencias de descensos. Y sin embargo, el equipo mantenía el carácter de no dar nunca un partido por perdido», recordaba Ángel González Jareño. «Mis equipos son así. El talento que desequilibra por sí solo es muy caro, y nosotros no disponemos de ese dinero».
En ese sentido, Jareño se mostraba muy orgulloso de la labor de todos sus hombres, pero sobre todo de Ondrej Starosta. «Con 33 años y un descenso con el Ourense, la gente creía que Ondrej era un 2,16 acabado, pero tuvimos paciencia y confianza en él y ha sido un referente. Los sistemas empezaban en él y nos ha respondido».
Mientras, Mikel Uriz fue una de las revelaciones. Su mejora en defensa, su dirección y su temple en los finales igualados -suya fue la canasta ganadora en Málaga, en la novena jornada, «punto de inflexión» de Basket Navarra-, y su paso adelante durante la lesión de Iñaki Sanz y Narros, no han pasado desapercibidos a ojos de su técnico. «Ha sido un placer entrenarlo. Su mejora en la mentalidad atrás ha sido destacable. Ha demostrado personalidad, liderando una plantilla tan corta como la nuestra cuando faltaban Sanz y Narros. Sus mejores partidos llegaron entonces, liderando nuestras cuatro victorias en ese momento», reconocía.
Al final, solo realzó un achaque a su plantilla. «Dinero». «Faltó dinero. Con eso hubiésemos podido hacernos con un alero que ayudase en el rebote, como Matalí, de Menorca, o Marcus Vinicius Toledo». O el propio Yves Mekongo, cortado por el club.
La «estabilidad» con Planasa y Jareño
«De haber ascendido a la ACB, hubiésemos tenido que renunciar a la plaza», reconocía Javier Sobrino. En este sentido, Ángel González Jareño prefería centrarse en otro aspecto. «Si creces es porque hay estructura; de lo contrario es inviable», avisaba.
«Hemos pasado de ser un club pequeño a uno grande, pero con presupuesto pequeño», dijo Javier Sobrino. Con la llegada de Planasa como patrocinador hasta 2015 -supondrá 250.000 euros anuales-, se dota de «estabilidad» a Basket Navarra. Además, aunque sin confirmar por el club, Jareño seguirá dos años más, mientras que se busca renovar a Sanz, Narros, Uriz, Savitski y Starosta, y se revisará el contrato de Jorge García y Víctor Pérez, ya que Sobrino avisa que «se rebajará el presupuesto en salarios».