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CRISIS FINANCIERA EN EL ESTADO ESPAÑOL

Rajoy vende el rescate como un logro y como alternativa a la intervención

El presidente español, Mariano Rajoy, dio finalmente la cara y compareció para vender el rescate como un logro de su Ejecutivo. «He sido yo el que ha presionado», argumentó. También aprovechó para defender su agenda de tijeretazos, asegurando que la alternativa hubiese sido «la intervención» y defendió que el crédito no afectará al déficit público.

Alberto PRADILLA | MADRID

Apenas doce horas después de que el ministro español de Economía, Luis de Guindos, informase sobre el rescate a la banca, el presidente, Mariano Rajoy, compareció en Moncloa para vender su versión de los hechos. En un tono sorprendentemente triunfalista, el jefe del Ejecutivo trató de presentar como un logro la inyección monetaria procedente de Europa e insistió en que no tendrá consecuencias para el bolsillo de los ciudadanos, vinculando el crédito a las entidades con problemas y no al conjunto del Estado.

Sin embargo, será el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) el que gestione el dinero que llegue de Bruselas. Es decir, será la propia Administración quien responda ante sus socios comunitarios por el préstamo. Con el objetivo de contrarrestar las sospechas hacia el impacto del rescate en las arcas públicas, fuentes del Gobierno aseguraron posteriormente que el Estado prestará el dinero a cajas y bancos a un interés superior del que impongan las instituciones europeas. Sin embargo, el fantasma de nuevos recortes no se ha disipado.

Según Rajoy, con la reunión del Eurogrupo donde se aprobó el rescate «ganó la credibilidad del proyecto europeo, el futuro del euro, la solidez de nuestro sistema financiero y la posibilidad de que vuelva a fluir el crédito». Además, el presidente español aprovechó para reivindicar su agenda de tijeretazos. «Si no hubiésemos hecho lo que hemos hecho, si no hubiéramos hecho los deberes durante estos cinco meses, ayer (por el sábado) se hubiera planteado la intervención del Reino de España», afirmó.

Lo que ocurrió el sábado, según el jefe del Ejecutivo español, es «la aprobación de una línea de crédito para nuestro sistema financiero». Un eufemismo con el que, al igual que hizo De Guindos doce horas antes, Rajoy trató de enmascarar el rescate. Ni siquiera el hecho de que toda la prensa internacional y la gran mayoría de analistas se refieran a la operación como «rescate» movió de su posición al inquilino de la Moncloa, que se escudó en su intención de «no entrar en debates nominalísticos» cuando fue interrogado sobre por qué no asumía la terminología real de lo que está ocurriendo.

Los giros del presidente

Con la declaración de ayer, Rajoy daba un giro de 180 grados. En primer lugar, por el hecho de ser él mismo el que comparecía públicamente para explicar el rescate. En segundo, porque, desdiciéndose de lo que afirmaba hace apenas dos semanas, trató de vender la inyección de dinero europeo para tapar los agujeros de la banca española como un logro de su Ejecutivo.

«A mí nadie me ha presionado, en todo caso he sido yo el que ha presionado para conseguir crédito», aseguró Rajoy, quien llegó a preguntarse «por qué esta medida no se había tomado antes», en referencia al anterior gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Según el jefe del Gobierno español, «esto se debería haber hecho hace tres años, pero las cosas son como son y no como nos gustaría que fuesen, y tenemos que tomar las decisiones ahora».

Ante una versión de los hechos que presenta el rescate como una inmejorable receta para sanear la economía, resultaba lógico que los periodistas presentes en la comparecencia le preguntasen por qué no se había recurrido antes a esta medida. «Ya me gustaría a mí saberlo», fue la respuesta del inquilino de la Moncloa.

Otra de las obsesiones de Rajoy fue negar que el rescate afectará a los bolsillos de la ciudadanía. «No habrá condiciones macroeconómicas como ocurrió en otros países», afirmó, sin llegar a mencionar a Grecia, Irlanda o Portugal, los países que, al igual que el Estado español, han tenido que recibir fondos europeos. Una afirmación que se contradice con el comunicado del sábado del Eurogrupo, donde se afirma que, en paralelo a la inyección de liquidez, se vigilarán de cerca las «reformas estructurales» impulsadas por el Ejecutivo y el cumplimiento de los objetivos del déficit. Al igual que De Guindos, Rajoy insiste en que la letra pequeña solo influirá en las entidades con problemas, que tendrán que acometer planes de saneamiento, y no al Estado, inmerso ya en un proceso de reformas que ha provocado graves tijeretazos en ámbitos tan sensibles como la Educación o la Sanidad.

Negar el impacto del rescate en la deuda pública española fue otro de los objetivos de la comparecencia de Rajoy. «No afectarán en absoluto», afirmó. En este punto llegó a contradecir al ministro de Economía, que doce horas antes había asegurado que los intereses generados por el crédito sí que se incluirán dentro del déficit del Estado, aunque no se conocerá la cifra exacta hasta que no concluyan las auditorías que se están realizando a las entidades bancarias.

Esta aparente contradicción fue posteriormente matizada por una fuente del Gobierno español, que señaló que el dinero llegará de Europa «con mejores tipos y mejores plazos» que los que Madrid impondrá a los bancos que se acojan al rescate. Así, Moncloa tratará de evitar el lastre sobre su deuda pública. Todavía no se conoce el montante que prestará Bruselas. El FMI cifró las necesidades en 40.000 millones. Sin embargo, Europa está dispuesta a prestar hasta 100.000. Ayer, Rajoy se arrogó la responsabilidad de este dinero extra para garantizar «un colchón» porque así «se lanza un mensaje nítido a los mercados».

De Moncloa al fútbol

Al margen de las cuestiones de fondo, Rajoy también entró a valorar las formas con las que su gabinete ha gestionado lo que eufemísticamente definió como «lo de ayer». «Las negociaciones no se televisan ni se radian», argumentó, al ser preguntado por su insistencia en negar el rescate y las conversaciones en el Eurogrupo. «Se nos preguntan cosas que no se deben contestar», dijo.

Sobre su presencia ayer en Polonia para presenciar el debut de la selección española en la Eurocopa, Rajoy afirmó que decidió viajar porque «la situación está resuelta». Su próximo compromiso, antes de dar explicaciones en el Congreso, será el Consejo Europeo.

optimista

«Ha ganado la credibilidad del euro, ha ganado el futuro del euro, ha ganado la UE y ha ganado la posibilidad de que pronto en España se puedan recuperar los niveles de crédito necesarios para recuperar la inversión y el empleo», afirmó Rajoy.

contradicción

Preguntado sobre la negación el mismo viernes de la vicepresidenta del Gobierno de la decisión de pedir ayuda a la UE, Rajoy respondió que «estas cosas se hacen así, se conocen cuando ya se ha producido el resultado satisfactorio, no se televisan ni se radian».

caceroladaS

Madrid y Barcelona fueron escenario ayer por la noche de sendas caceroladas de protesta por el rescate en las que se corearon lemas como «No es un rescate, es una estafa» o «Manos arriba, esto es un rescate». En Santander la movilización se celebró frente a la sede principal del Banco Santander.

SANEAMIENTO

Hoy finaliza el plazo para que las entidades financieras remitan al Banco de España sus planes de saneamiento para dar cumplimiento a los dos últimos reales decretos aprobados para cubrir los riesgos derivados del crédito al sector inmobiliario.

Pérez Rubalcaba dice que «es momento de hablar de unidad, no de quién tiene la culpa»

El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, manifestó que «es el momento de hablar de unidad para salir de la crisis, no de quién tiene la culpa». Sin embargo, no pasó un minuto de esta declaración cuando calificó de «auténtico desastre para el sistema financiero la gestión del Gobierno durante los últimos meses». Luego, volvió a declarar que su partido «no va a incendiar el país. El PSOE no va a echar gasolina al incendio», afirmó.

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Rehn afirma que es una «medida preventiva»

El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, manifestó ayer que el rescate de hasta 100.000 millones para sanear el sistema bancario español es una medida «preventiva» con condiciones para el sector, pero que no conlleva «nuevas condiciones» para la política presupuestaria ni reformas estructurales.

«La ayuda europea incluirá condiciones políticas en el campo del sistema financiero y del sector bancario y su reestructuración, mientras que no habrá nuevas condiciones en otras áreas como la política presupuestaria ni reformas estructurales», dijo el comisario en una declaración en Bruselas.

Rehn mantuvo que esta medida no obliga a nuevos ajustes más allá del sector bancario porque, en lo que se refiere a las reformas estructurales y la política presupuestaria, «España debe aplicar la condicionalidad política normal en el marco de la gobernanza económica reforzada de la UE».

Se trata, señaló Rehn, de una «señal muy clara» a los mercados y a la opinión pública respecto a que la Eurozona «está dispuesta a tomar acciones decisivas para calmar las turbulencias» y «evitar el contagio».

También subrayó la importancia de este paso para «preservar la estabilidad financiera» en Europa, después de que el Estado español se colocara en «el epicentro» de las turbulencias y se endurecieran las condiciones crediticias para las empresas y hogares.

El comisario reconoció que el nivel de deuda en el Estado español es «alto», pero «claramente más bajo» que el de otros países del euro y destacó «los esfuerzos para garantizar la sostenibilidad de las cuentas públicas, incluido controlar el gasto excesivo de las regiones, que ha sido el mayor problema en España», en palabras de Rehn, «si bien el Gobierno está tomando medidas estructurales decisivas para recuperar la senda del crecimiento y la creación de empleo».

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