ELECCIONES LEGISLATIVAS EN EL ESTADO FRANCÉS
La UMP pone alfombra roja al regreso de la extrema derecha al Parlamento francés
GARA | PARÍS
La victoria electoral del PS, de François Hollande, puede verse ensombrecida por el hecho de que la derecha de la UMP se niega, de cara a la segunda vuelta, a aplicar el llamado «cordón sanitario» para impedir la entrada de la ultraderecha del FN en la Asamblea Nacional.
Según las proyecciones de voto realizadas por los institutos de sondeos, el PS obtendría el próximo domingo de 283 a 329 escaños sobre los 577 en juego. De confirmarse, lograría la mayoría absoluta sin necesidad de apoyo tanto de sus aliados de gobierno ecologistas como del Frente de Izquierda.
Por su parte, la UMP ha resistido con dignidad pero los buenos resultados de la extrema derecha (13,6% de votos) hacen imposible que pueda dar la sorpresa en la segunda vuelta.
Así las cosas, la UMP, que logró un 34% de votos (lo que le asegura entre 210 y 263 escaños), se encuentra en la tesitura de tener que decidir su estrategia de cara a la segunda vuelta. Y es que el FN, la Marine Bleu como la ha rebautizado para estos comicios Marine Le Pen, tiene la posibilidad de presentar a 61 candidatos, tanto en duelos frente a la izquierda y la derecha como en triangulares.
Antes de la primera vuelta del pasado domingo, la ejecutiva nacional de la UMP reiteró su apuesta por mantener el «cordón sanitario» para impedir la llegada de la extrema derecha al Parlamento. Sin duda, la decisión de Marine Le Pen de optar por el voto en blanco en la segunda vuelta de las presidenciales sentó muy mal en el seno de la UMP y, a la luz de los ajustados resultados de las presidenciales, fue interpretada como decisiva para la derrota del ya expresidente, Nicolas Sarkozy.
Pero ya había señales de que esta orden, que incluía la amenaza de expulsión del partido , iba a ser difícil de imponer.
El propio secretario general de la UMP, Jean-François Copé, sembraba dudas a primera hora de ayer asegurando que «no va a haber alianza con el FN, pero de ahí a apoyar a un candidato de izquierda que es capaz de aliarse con la extrema izquierda de Mélenchon... va un trecho. Eso no es seguro...».
Se lava las manos
Escudándose en las resistencias de algunos de sus candidatos locales, la ejecutiva del partido decidió entrada la tarde abstenerse a la hora de optar por un candidato de izquierda o de extrema derecha allá donde la UMP no tenga opción. En esa línea, no tiene intención de retirar sistemáticamente a sus candidatos allá donde una decisión en ese sentido podría permitir cerrar el paso al FN.
«No entra en nuestros cálculos llamar a votar por el FN o por los socialistas», zanjó tajante Jean-François Copé. De nada ha servido el llamamiento del PS «a ser claro (...) cuando se defiende una serie de valores o se quiere mantener la dignidad de nuestro país», en palabras de la secretaria del partido, Martine Aubry. El PS ha anunciado que retirará a su candidato, en tercer lugar en Carpentras (Vaucluse, sur) para facilitar un triunfo de la derecha conservadora frente a Marion Maréchal-Le Pen, nieta del fundador del FN.
Su tía, Marine Le Pen, infligió un duro golpe al candidato de izquierda, Jean-Luc Mélenchon, al dejarle sin posibilidades y quedar en primer lugar con un 42% de votos en Hénin Beaumont (norte). Le Pen tendrá como rival a un socialista.
La UMP está barajando la posibilidad de retirar a sus candidatos locales, siempre en beneficio del FN, en Gard (sur) y en otra circunscripción cercana a Marsella. Y la ex ministra de Sarkozy Nadine Morano ha pedido como contrapartida a los electores del FN que le voten en Moselle (este).
Para Ségolène Royal (PS) y para el centrista François Bayrou, que podrían quedar fuera de la Asamblea Nacional, las legislativas se han convertido en una pesadilla.
Abatidos y estupefactos, los dos candidatos que tocaron, siquiera en sueños, El Elíseo tras sus buenos resultados en las presidenciales de 2007, se han convertido en los dos grandes perdedores del domingo.
En su región de Poitou-Charente (oeste), Royal afronta un difícil duelo en la segunda vuelta con su rival interno Olivier Falorni, quien logró el domingo un meritorio segundo puesto con un 28,91% de votos.
Fuera de sí y consciente del peligro, Royal (32,03%) suplicaba ayer apoyo «a todo el mundo». En la cúpula del PS, la consigna era «salvar al soldado Royal». Su gran enemiga, Martine Aubry, exigió a Falorni retirar su candidatura. «Hay una candidata que tiene un estatus especial en nuestro partido», le recordó. Falorni insiste en que su decisión de ir a segunda vuelta es «irrevocable» y muchos dirigentes de la UMP han dado a entender que lo apoyarán con tal de tumbar a la exlíder del PS, quien completaría así un annus horribilis (quedó en cuarto lugar en las primarias del PS).
No le van mejor las cosas a Bayrou, a quien espera una segunda vuelta de infarto. El tercer hombre en las presidenciales de 2007, que ya recibió un duro golpe al quedar en quinta posición en mayo, afronta una difícil triangular en la región de Béarne, de la que es diputado desde hace 25 años.
Con un 23,63% de votos, se vio el domingo superado por una joven socialista desconocida, Nathalie Chabanne y Eric Saubatte (UMP, 21,7%) le pisa los talones. Bayrou paga el precio por haber pedido el voto a Hollande en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. GARA