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eurocopa 2012 | Grupo D

Lo más importante es no perder

Francia llevó la iniciativa, pero su fútbol careció de velocidad, con lo que facilitó la labor de una defensiva Inglaterra con muchas bajas.

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FRANCIA 1

INGLATERRA 1

Natxo MATXIN

El empate entre Francia e Inglaterra fue un nuevo episodio del pavor que existe a perder en el primer encuentro de la fase de grupos. El cálculo de riesgos marcó el devenir del encuentro, sobre todo a medida que fueron transcurriendo los minutos -los cambios de Laurent Blanc, que tiene hombres más desequilibrantes, fueron bastante tardíos- y solo el cansancio final pudo provocar algunas postreras ocasiones.

El inicio del choque se desarrolló por los derroteros esperados, con una Francia en plan mandón, sobando el cuero, y una Inglaterra agazapada, esperando a dar buena cuenta a la contra de las facilidades que ofreciese la retaguardia gala. Y ambos conjuntos con un denominador común: gente muy rápida y eléctrica en la parte de arriba de cara a desequilibrar el marcador.

Tras lo visto en amistosos previos y ante las importantes bajas de los pros, eran los de Laurent Blanc los llamados a dominar con cierta facilidad la contienda, pero la primera media hora no indicó tal previsión. Cierto fue que Francia llevó la iniciativa e Inglaterra esperó al error del rival, pero el encuentro fue más equilibrado de lo que a priori se esperaba.

De hecho, la primera gran ocasión cayó del lado inglés cuando un pase interior de Young fue perfectamente interceptado por un Milner que entró en diagonal y sorteó la salida de Lloris. Sin embargo, la velocidad de su carrera le impidió concretar con la zurda cuando, escorado, disparó a puerta vacía. Era un aviso importante para los blues, cuya mejor arma era el disparo desde fuera del área.

Una advertencia que cayó en saco roto para los dos veces campeones continentales, pues sin cumplirse la media hora vieron perforada su portería. Una de las mejores bazas inglesas, las jugadas a balón parado, comenzó a dar sus frutos. Una falta magníficamente botada por Gerrard al segundo palo permitió cabecear a placer a Lescott.

Otra velocidad francesa

Francia le vio las orejas al lobo y decidió meterle otra velocidad al partido. Inglaterra, lejos de aprovecharse de su victoria momentánea para ampliarla al contragolpe, dio un par de pasos atrás y su rival le arrinconó en propia área. Hasta que un chutazo colocado de Nasri -tuvo un feo gesto de hacer callar a la afición rival o a la suya propia, que le había criticado, no quedó muy claro- igualó la contienda.

Todo volvió a la «normalidad» con el empate y el paso por vestuarios. El primer cuarto de hora de la segunda parte fue un calco de su homónimo de la primera. Dominio de unos y expectantes los otros. Todo ello sin llegar ni a una ni a otra portería: ni una sola ocasión que reseñar durante esos quince minutos.

La maraña se fue haciendo con el partido, cada vez más trabado, con mayor número de faltas, interrupciones y frenos. Nuevamente, la suerte del disparo lejano para romper esa monotonía, como los variados cañonazos que intentó Karim Benzema. Esa fue la fórmula que se intentó desde el lado francés, pero unas veces Hurt y otras, compañeros que se habían conjurado en tareas defensivas -Welbeck obstaculizó una de ellas- evitaron la remontada.

 

La doble cara de nasri

Nasri fue un jugador clave para los franceses en el primer tiempo, hasta el punto de que anotó el gol galo. El del Manchester City desapareció durante la segunda mitad y su equipo lo echó en falta para hilvanar jugadas de ataque.

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