Wes Anderson ha hecho en «Moonrise Kingdom» algo tan lógico como tirar de su memoria cinéfila para recrear los sentimientos de su niñez, y lo que le sale es una película ambientada en los años 60, aunque entonces todavía no había nacido. Está muy influenciado por Truffaut y «La piel dura», pero Anderson siempre dispone de sus propias y extrañas referencias, por lo que apunta a «Black Jack» de Ken Loach y a «Melody», primer guión de Alan Parker.

Respecto a la ambientación musical ha encontrado una mina en la canción de Françoise Hardy «Le temps de l'amour», que ni pintada para ilustrar el romance infantil de la película. El acento francés se extiende al resto de la banda sonora, compuesta en esta ocasión por el cotizado internacionalmente Alexandre Desplat, que ha desplazado al habitual Mark Mothersbaugh, líder del grupo Devo.

Conviene apuntar que Anderson viene de hacer «Fantástico Sr. Fox», un largometraje de dibujos animados basado en el cuento de Roald Dahl, y que ahora hace algo parecido pero con intérpretes de carne y hueso. También en otras de sus realizaciones anteriores se intuía este retorno a la infancia, sobre todo en su genial «Life Aquatic», inspirada en los documentales de Jacques Cousteau.

La familiaridad que se desprende de «Moonrise Kingdom» le permite a Anderson seguir contando con los actores fetiche que hacen de sus repartos una marca de la casa, y así repiten los fijos Bill Murray y Jason Schwartzman, junto a Edward Norton, Frances McDormand, Tilda Swinton, Bruce Willis, Harvey Keitel y Bob Balaban, quien hace las veces de narrador.

Ellos forman un reparto adulto que cede protagonismo a la pareja preadolescente formada por Jared Gilman y Kara Hayward, un niño y una niña de casting que encajan perfectamente en la tipología andersoniana, por cuanto dentro de ella se confunden las personalidades de los pequeños y de los mayores.

Los protagonistas viven en un mundo aislado del exterior, en la isla costera de New Penzance, que se caracteriza por acoger un campamento de boy-scouts. Él no encaja ni en su familia de acogida, ni con sus compañeros de acampada del Ivanhoe, así que decide fugarse y no aguantar más malos tratos. Lo hará en compañía de su amada, con la que se escribe mensajes que culminarán en una cita en su refugio secreto, una inexplorada cueva de difícil acceso a la que da nombre el propio título de la película.