Raimundo Fitero
Ohea
Colocado un mortal cualquiera, de la ideología o visión del mundo que sea, ante un televisor, hojeando un periódico, escuchando una radio o navegando por internet, las posibilidades de que su autoestima caiga, que los pensamientos oscuros aniden de manera colonial en su cerebro crecen hasta la extenuación. No está claro si da más miedo los asuntos económicos, que los políticos o los judiciales. La descomposición de un modelo de sociedad se está realizando frente a los medios, en ocasiones formando parte del espectáculo y otras a base de subterfugios que se llaman programa de investigación, tertulias o series. No existe televisión basura, la televisión es un auténtico vertedero a cielo descubierto, los medios son contenedores para una idea tonta y obsoleta del reciclaje. Vivimos en una incineradora de ideas y conceptos del individuo, de su relación con los otros. Hoy todo es un páramo, un acto contable, una decisión de sabotaje democrático. Se llame rescate, elecciones, campeonato de fútbol o Tour de France, con un Lance Amstrong pillado con el carrito del dopaje.
Por eso necesitamos más que nunca buenas noticias. Y la labor emprendida por este misionero es encontrarlas. Y en mi receptor de televisión he visto varias cosas que me han alegrado el ojo. La que más que un paisano de Villabona, Ascencio Zubeldia Jauregi, haya dedicado parte de su vida, fuera de las horas de convenio, a inventar un cama que se hace mecánicamente. Me parece un acto de generosidad humanitaria que requiere el reconocimiento unánime, el premio y la admiración. Cuando se expresa desde su humildad, encontramos su ilusión, y pese a que sabe que su prototipo necesita de un desarrollo industrial para poderse comercializar de manea efectiva y a precios asequibles para la mayoría de los hogares de singles, couples o familias numerosas. Ello supone que tendrá que vender su patente al mejor postor, pero lo cierto es que esta «ohea», como la ha bautizado, es una buenísima noticia que además ha recorrido el mundo entero, porque lo que viene a suprimir o a reconvertir, hacer la cama, es un acto universal que provoca muchas situaciones engorrosas que puede solucionar.