«Imagine all the people, living for today... Imagina a toda la gente, viviendo al día...». La letra de ``Imagine'' de John Lennon es una de las canciones preferidas de Aitor Ocio y precisamente vivir al día es una de las máximas confesadas por el ya exjugador rojiblanco, que ayer se despidió en San Mamés, en sala de prensa y luego posando en el césped, entre irrefrenables y sentidos sollozos, poniendo punto y final, como él mismo reconoció, «a muchas noches de la infancia», aquellas en las que se dormía soñando con enfundarse un día la camiseta del Athletic y pisar el verde de San Mamés. Hizo realidad sus sueños, pero todo sueño tiene un final. Final de sensaciones encontradas en el club de su vida y final incierto cuando se le pregunta por su futuro, abierto al fútbol que aun late en su corazón, pero sujeto de forma umbilical a su vida personal que marca su pequeña hija Naia.

Apenas veinte segundos mantuvo el tipo un, precisamente, tipo de imagen dura como él, al que no le preocupa expresar sus sentimientos en forma de lágrimas. Veinte segundos, los justos hasta verse impotente para contener las primeras de muchas lágrimas que en los días previos había pensado evitar. Inició su rueda de prensa, esa para la que un jugador de club nunca está entrenado, con un nudo en la garganta; se le notaba. «Un momento que no es fácil», acertó a decir y a fe que no lo fue para el gasteiztarra, que hasta tuvo que ausentarse unos minutos antes de contestar a las preguntas de los periodistas.

«No es fácil porque es cerrar un etapa muy importante, es poner punto final a un sueño, a muchas noches de mi infancia donde quería jugar en el Athletic. He tenido la suerte de hacerlo durante siete años con momentos inolvidables a todos los niveles, buenos y malos. Ha sido un orgullo vestir esta camiseta y defender el escudo en dos etapas magníficas», fueron sus primeras palabras hasta que la voz se le quebrara y sus ojos vidriosos se ocultaran tras sus manos.

A su lado, solo el responsable de prensa del club; enfrente, sentados, un par de directivos y el director de Lezama, José Mari Amorrortu. Ocio, a solas con sus lágrimas tras una última temporada que desde luego no ha sido la mejor de las siete en las que ha vestido la camiseta rojiblanca. «El manteo de mis compañeros en un año muy difícil, aquel día en San Mamés, es algo que nunca olvidaré», agradeció entre suspiros.

Jugó su último encuentro hace ya año y medio, precisamente un buen partido en La Catedral de sus sueños. «Es cierto que en aquel último partido contra el Barcelona no pensé que no iba a poder volver a jugar en San Mamés», reconoció.

«Son muchos recuerdos, como el de la pañolada en el primer año en el minuto 22 en que se alzaron aquellos pañuelos, que todavía conservo, porque no podía seguir en el club; la semifinal contra el Sevilla; las finales disputadas...», rememoró. Alzó títulos en el club de Nervión y vivió sus experiencias más duras en el Athletic, lesiones incluidas.

Aitor Ocio, a sus 35 años, dice adiós al Athletic, tras haber disputado con la zamarra rojiblanca 119 partidos. Quizá su última renovación hace un año fuera excesiva. Ya no importa. Agradecido, no se olvidó de entrenadores, directivos, compañeros y, cómo no, de sus desgraciadamente `aliados' médicos del club. Gratificaciones y perdón, «pedir disculpas si he cometido algún error, si me he equivocado en algún momento. Creo que para llegar aquí siempre ha sido desde el máximo esfuerzo, nadie me ha regalado nada y año a año he tenido que labrarme el camino y puede que a alguien le haya salpicado un decisión no acertada».

Oferta desde EEUU

Aun no tiene decidido si colgará o no las botas. Tenía decidido el adiós, pero tras volver a corretear en Lezama, «recuperé las ganas de seguir jugando; esto es lo que me apasiona, es mi vida, y ha sido mi prioridad». Pero hoy esa prioridad es otra; es su hija. «Ahora la situación es bastante determinada por las circunstancias personales, y se deberían de dar una serie de coincidencias que no son sencillas», explicó, revelando que entre esas ofertas la que más le seduce viene de Estados Unidos.

De lo que no tiene duda es de cómo le gustaría que la afición le recordase. De una manera tan sencilla como la de que fue «un buen compañero y una buena persona. Alguien que dio todo y que estuvo al servicio del club. Intenté sumar siempre». Asume que no pasará a la historia del club por su talento. «No creo que merezca una especial mención. Creo que hay jugadores muy talentosos que serán recordados y otros que día a día y con nuestro esfuerzo hemos labrado nuestra carrera», asumió. Aitor Ocio, gasteiztarra de nacimiento, rojiblanco de corazón.