Con la llegada de Ray Allen y Kevin Garnett, la clase de Paul Pierce y la consolidación de Rajon Rondo, los Boston Celtics volvieron a florecer. En 2008, rompieron una sequía de 22 años para conquistar un nuevo anillo, logro que rozarían en 2010 al caer en el séptimo partido de la finalísima ante los Lakers y que, dos años más tarde, cerca han estado de repetir, llegando a disponer un 3-2 favorable y el sexto partido en su cancha ante los Miami Heat en la final de la Conferencia Este.

Pero el paso del tiempo es inexorable. Si en los 80 pudo con el big three formado por Larry Bird, Kevin McHale y Robert Parish, el verano de 2012 será el destinado para que el big three del Siglo XXI se desmembre. Cuando Doc Rivers los sentó poco antes de caer 101-88 ante Miami Heat, sabía que se acababa una era en el que el orgullo céltico volvió a ser lo que fue.

Solo Rajon Rondo, la cuarta pata del «trío mágico», seguirá con certeza, mientras que Allen -del que se especuló su retirada por culpa de sus problemas físicos- y Garnett, abandonarán los Celtics como agentes libres.

«Queda aún mucho baloncesto en mis piernas. De eso estoy seguro», declaraba a una radio de Boston Ray Allen. A sus 37 años, el escolta tirador se operará su castigado tobillo derecho e intentará seguir una temporada más -lleva 16- en la NBA. Según la rumorología, Miami o New York será su próximo destino.

El dilema de Garnett

La llegada de Kevin Garnett resultó diferencial para los éxitos de los Celtics. A pesar de sus 36 años recién cumplidos, The Big Ticket nunca baja los brazos y aún le duele perder. De ahí la multa de 25.000 dólares por no atender a la prensa tras la última derrota contra Miami.

Quizá por eso sea imposible no sonreír cuando un medio como Sports Ilustrated lo ubica como próximo jugador de los Lakers, posiblemente a costa de la salida de Pau Gasol, sin duda su «enemigo íntimo» deportivo estos años -Garnett lo derrotaría en las finales de 2008, y el catalán se tomaría cumplida venganza dos años más tarde-. Otro de sus supuestos destinos podría ser San Antonio, junto con otro «abuelo» como Tim Duncan. Ojo, por otro lado, ya que también aumentan los rumores sobre su retirada tras el verano.

Falta ubicar a Paul Pierce. Vestido de verde desde su debut en la campaña 1998/99, la eclosión definitiva de Rondo lo sitúa como reclamo para ser traspasado, ahora que aún tiene contrato, para así reconstruir a los Celtics.

Pierce admite que le quedan un par de años, pero The Truth conoce los entresijos de este negocio, y sabe que el presente es Rondo y él ya es pasado. Por ello, resume estos últimos años con inevitable nostalgia. «Ha sido un viaje increíble».