Para cuantos hemos seguido de forma inconexa el goteo de noticias sobre lo ocurrido con Paco Larrañaga, desde que se viera involucrado en el crimen de las hermanas Chiong en Filipinas, se agradece el que un documental venga a poner un poco de orden en todo este monumental lío judicial. Lógicamente, la iniciativa de la película, al igual que las campañas a favor de la liberación del preso actualmente encerrado en Martutene, han partido de la propia familia Larrañaga. Marty Syjuco, cuñado de Paco, es un distribuidor de películas neoyorquino que se ha ocupado de la producción de «Give Up Tomorrow».

Syjuco, junto con el realizador Michael Collins, ha trabajado durante siete años grabando y recopilando información por todo el mundo. La investigación en Filipinas fue muy complicada y tuvieron que llevarla a cabo bajo amenazas y una constante presión política, pues deja al descubierto graves irregularidades en su sistema policial y judicial, además de un reguero de sobornos y otras formas de corrupción. La manipulación de pruebas, creación de otras falsas, junto con el chantaje a testigos es una constante en el caso Chiong. Desenredar semejante madeja ha convertido a «Give Up Tomorrow» en un tenso thriller de suspense por encima de su propia naturaleza documental.

El caso Chiong alcanzó una dimensión mediática fuera de control en la sociedad filipina, que clamaba la pena de muerte alentada por la prensa y los mensajes populistas. Las apariciones de la madre de las víctimas clamando venganza anularon la actuación independiente de la justicia. El presidente Joseph Estrada presionó tanto al juez encargado de la causa, que este acabo por suicidarse.

En un ambiente tan proclive al linchamiento público de poco sirvió la coartada de Paco Larrañaga, quien demostró que se encontraba a 600 kilómetros de Cebú cuando tuvo lugar allí el doble asesinato. De nada sirvieron los muchos testimonios aportados por la defensa frente a los de menor credibilidad del lado de la acusación. Durante el juicio se respiró un clima de enfrentamiento social, con los viejos fantasmas coloniales y racistas de Filipinas resucitados.