«Norteado» o el drama de la inmigración cuando el sueño ni siquiera comienza
M. I. | DONOSTIA
«Norteado» ganó en el Donostia Zinemaldia hace cuatro años todos los premios de la sección Cine en Construcción. Su carrera triunfal siguió por otros festivales internacionales, siendo premiada en Marrakech, Bratislava, Rotterdam, Tesalónica o Middle East. En su propio país fue reconocida en el Festival de Morelia, así como en los premios Ariel, en los que obtuvo un total de diez nominaciones.
Antes de esta ópera prima Rigoberto Perezcano, que es de Oaxaca como el protagonista de «Norteado», se había iniciado en el documental. Por eso el tipo de ficción con el que debuta es muy realista y, aunque incluye un cierto humor del absurdo, evita la dramatización de las situaciones protagonizadas por Harold Torres.
La originalidad en el tratamiento del problema de la inmigración entre México y los Estados Unidos consiste en que, al contrario del resto de películas que tratan el tema, la posibilidad del llamado sueño americano ni siquiera llega a darse. El de Oaxaca no logra cruzar la frontera en ninguno de sus intentos, quedando atrapado en Tijuana, ciudad que se convierte en una especie de limbo que comunica a los que se quieren marchar con los que se ven obligados a quedarse. La expresión «norteado» se refiere a perder el norte, el rumbo.