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UPN rompe el gobierno navarro

La calle y el nuevo tiempo sacuden el búnker navarro

La mayoría social de izquierda que nunca ha logrado llegar al Palacio de Diputación tiene aquí su mayor victoria en años, pero seguir movilizándose y tomando iniciativas sensatas, sin prisa pero sin pausa, es la única vía para acabar de darle la vuelta a la tortilla

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Ramón SOLA

Desde finales del pasado año se daba por seguro que el PSN había iniciado una reflexión interna para salir del Gobierno de coalición con UPN allá por mitad de legislatura (pongamos primavera de 2013). Sin embargo, todo se ha acelerado y este Ejecutivo inédito en la historia se ha terminado por pudrir en un tiempo récord: no ha durado ni doce meses.

La mayoría social de izquierdas en Nafarroa no ha logrado nunca llegar al Palacio de Diputación, y por eso se puede decir que este fracaso del histórico búnker navarro (UPN-PSN es la fórmula preferida por todos los núcleos de poder fáctico, como quedó claro ayer de nuevo) supone su mayor victoria en muchos años. Y es que ha sido la movilización en la calle contra los recortes de Barcina-Jiménez (sostenida en el tiempo, intensa en número y extensa geográficamente) quien ha derrocado ese Gobierno en un efecto dominó: su presión ha hecho que el PSN tuviera que desmarcarse continuamente y Barcina no ha podido tragar la «deslealtad».

Pero no solo la calle tiene que apuntarse ese tanto. También es una consecuencia del nuevo escenario abierto por la decisión de ETA. Este factor ya estaba muy presente en la reflexión interna del PSN de estos meses, y comienza a estar en algunas de sus actuaciones públicas. La actividad armada ha sido la coartada que se ha dado a sí mismo ese búnker históricamente, en la medida en que el PSOE afirmaba que no dejaba opción de colaboración con los abertzales. Si ahora aún quieren seguir de la mano de UPN, deberá buscar otra excusa.

La ruptura del Gobierno de coalición abre un auténtico punto de inflexión en Nafarroa. Para UPN parece un suicidio afrontar casi tres años más de legislatura con la compañía insuficiente del PP y a tijeretazo limpio, pero en cualquier caso, es su problema y el de nadie más. El PSN tendrá que aclarar si ya es hora de normalizar su relación con el resto de la izquierda navarra o si se queda parado en la nada, en un sitio que políticamente no existe entre uno y otro: no nos engañemos, lo decidirá Rubalcaba. Y al resto le toca seguir movilizándose, sumando fuerzas y tomando más iniciativas sensatas, sin prisa pero sin pausa, porque es gracias a eso a lo que, por fin, algo se empieza a mover en Nafarroa.

 

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