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NUEVO TIEMPO EN EUSKAL HERRIA

«En la sociedad hay menos trincheras que las que algunos intentan reflejar»

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CARMEN GALDEANO I PARTICIPANTE EN LA INICIATIVA GLENCREE

Carmen Galdeano es hija de Xabier Galdeano, muerto a manos del GAL, y participó en esta iniciativa desde el principio, no sin recelos. Hoy se muestra satisfecha de lo logrado y, sobre todo, anima a la sociedad «a abordar de forma generosa y audaz» la búsqueda de «un acuerdo justo» que soporte lo más importante: «la no-repetición».

¿Qué pensó cuando le invitaron a participar en la iniciativa Glencree?

A decir verdad, bastante escepticismo y recelo. En el ámbito de las víctimas llevamos décadas de parcialidad y utilización política del sufrimiento de una parte de ellas mientras se ignora la realidad de otras, negándosenos todo acceso a la verdad, la justicia y la reparación. Conforme se fue desarrollando fue cuando vi la oportunidad de aportar algo diferente y, sobre todo, de superar ciertos esquemas interesados.

La han definido como una experiencia de encuentro y debate. Conocer la experiencia de personas que han sufrido distintas violencias en un contexto de conflicto armado, ¿da pie a encontrar coincidencias?

Una vez demostrado que somos capaces de hablar sin condiciones previas y sin renunciar a la ideología y a la percepción de la historia reciente de cada cual, ha sido posible reconocernos en el sufrimiento. Ello no quiere decir que demos por buena, sin más, la teoría del victimismo compartido y, con ello, seamos ajenos a la raíz de los problemas en nuestro país. Sabemos que el conflicto ha de ser resuelto en clave política y que será la sociedad vasca y los agentes políticos y sociales los encargados de hacerlo. No era ese nuestro debate, sino la posibilidad de acompañar ese necesario proceso con dinámicas de acercamiento y empatía entre personas afectadas por violencias de distinto signo. En ese terreno hemos coincidido. Por lo demás, fuimos capaces de, cada uno con nuestra carga de sufrimiento y dolor personal, convivir durante tres intensos días de debate y rutina diaria. Pasamos momentos tensos y duros, pero también distendidos y alegres. En definitiva, vivimos en primera persona algo que quiero remarcar: basándonos en el respeto, la convivencia entre nosotros es posible siempre que pongamos voluntad.

Afirman que el contraste de experiencias personales les ha llevado a no justificar la violencia padecida por ninguno de los participantes...

Evidentemente. El respeto mutuo es la base de todo tipo de reconocimiento, así que sería un pésimo punto de partida abordar ese diálogo justificando la muerte o el padecimiento de la persona que tienes enfrente. Todos somos capaces de contextualizar o explicar lo ocurrido, pero su justificación ante la persona que ha sufrido el atentado, la tortura, la amenaza, el disparo policial, bloquea cualquier intento por revisar conjuntamente nuestro pasado, nuestra experiencia. En esta iniciativa hemos renunciado a ello sin excepciones.

Aunque den por culminada su tarea, es previsible que esta experiencia despierte tanta controversia como adhesión. ¿Qué resaltarían del mensaje final?

Tres cuestiones importantes. En primer lugar, que en el seno de la sociedad vasca hay mucha más madurez y bastantes menos trincheras que las que algunos partidos y asociaciones tratan de reflejar. Por otra parte, que desde nuestra modestia y aportación meramente individual (no representamos a nadie más que a nosotras mismas) apelamos al reconocimiento expreso de los mismos derechos para cualquier persona que haya padecido vulneraciones de sus derechos más elementales: reconocimiento, verdad, justicia y reparación sin excepciones. Y, por último, animamos al conjunto de la sociedad vasca a abordar de forma generosa y audaz las causas y consecuencias del conflicto. Un acuerdo justo en una sociedad plural y democrática será la base de la convivencia y la principal garantía de no-repetición.

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