Txisko Fernández Periodista
Mucha basura bajo las alfombras
Dejando de lado la curiosidad que me corroe de saber por qué motivo Yolanda Barcina cesó a su vicepresidente en la madrugada de una jornada que no fue especialmente crítica -¿qué habría cambiado si lo hubiera hecho a horas menos intempestivas?-, lo más llamativo de esta ruptura es que el líder del PSN acuse a la presidenta de UPN de estar ocultando a la ciudadanía la auténtica dimensión de la grave situación financiera por la que atraviesa la institución foral navarra.
Los dos partidos han mantenido hasta ahora una férrea entente en su defensa de la «Navarra foral y española», lo que tradicionalmente les ha llevado a ocultar bajo la alfombra sus respectivas miserias e, incluso, cuando estas han estallado ante la opinión pública, siempre se han apresurado a tender un tupido velo para que nada cambie en ese complejo equilibrio político-mediático-institucional que caracteriza a la etapa del Amejoramiento, cuya fecha de caducidad se vislumbra ya en un horizonte no muy lejano.
Por encima de cualquier discrepancia ideológica y de la rivalidad partidista, en la relación entre UPN y PSN ha primado su compartido ideario nacionalista, su estúpido afán por ocultar bajo la alfombra -en este caso a los ojos de sus «compatriotas» españoles- que una gran parte de la ciudadanía navarra apuesta por una Euskal Herria que se construya desde la libertad y que camine hacia un nuevo modelo socioeconómico. Objetivos que nunca conseguirá de la mano de UPN ni del PSN porque su proyecto estratégico consiste en mantener a Nafarroa como un apéndice del Reino de España, como ha ocurrido durante los últimos cinco siglos.
Saltando de territorio en territorio, en Gipuzkoa también se están llenando de basura las alfombras de PNV, PSE y PP, cuyos dirigentes, incapaces ya de defender en público su plan para construir una incineradora en Donostia, intentan que la ciudadanía pierda la perspectiva y se empantane en un estéril debate sobre si es mejor que ante su vivienda se coloque un poste para colgar cubos o unos contenedores.
En este caso, lo llamativo es que los intereses partidistas se imponen a los estratégicos. Porque el PP no quiere sacar a Bildu de la Diputación por la gestión de los residuos. PNV y PSE son conscientes de ello. Y la mayoría de la ciudadanía también.