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crónica I 500 años de la conquista de nafarroa

Una gran marcha nacional reclama la independencia de Euskal Herria en Iruñea

Ya basta! Tras 500 años de conquista e invasión, queremos ser hombres y mujeres libres», proclamó Patxi Abasolo, portavoz de Nafarroa Bizirik, en el acto que puso el broche final a la marcha nacional en recuerdo al quinto centenario de la conquista castellano-aragonesa de Nafarroa.

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Martxelo DÍAZ I

Patxi Abasolo destacó que los «miles de navarros de toda Euskal Herria que nos hemos reunido hoy en la capital del viejo reino no renunciamos a ser dueños de nuestro futuro, de nuestro pasado ni de nuestro presente».

El portavoz de Nafarroa Bizirik subrayó que «este año no tenemos nada que celebrar, porque las conquistas no se celebran, ya que son un acto violento que no tiene nada que ver con la libre adhesión que quienes hacen una lectura interesada nos quieren vender. Lo que estamos celebrando es que 500 años después aquí hay un pueblo que sigue estando vivo».

Tras marcar el contexto, Abasolo preguntó «por qué tienen tanto miedo a que se reivindique el derecho de los navarros a decidir su futuro» y criticó que UPN haya presentado la conquista de 1512 como «la única manera de entender los sentimientos de lealtad a España», en alusión a un acto que celebró recientemente en Madrid.

«Llevan siglos intentando imponernos una Navarra subyugada, oscura y triste», añadió, destacando que los mandatarios de la actual Nafarroa «recorren 500 kilómetros para mendigar como siervos 500 años después de la conquista».

Recordó que, además de Nafarroa, otros pueblos del norte de África, Andalucía, América o Flandes también sufrieron en aquellas fechas la conquista, ocupación y colonización, pero que muchos de ellos han logrado acabar con ese yugo.

El portavoz de Nafarroa Bizirik explicó que esta plataforma lleva cuatro años trabajando gracias a la aportación de multitud de personas. «Somos un movimiento popular -explicó- que ha tenido que hacer frente a la irresponsabilidad de las instituciones, que se han empeñado en justificar lo inexplicable». De este modo, señaló que se han conjugado los debates historiográficos con los relacionados con la naturaleza de las relaciones que debe tener Euskal Herria con los estados español y francés.

Las palabras de Abasolo pusieron fin a la marcha nacional, una de las movilizaciones más nutridas registradas en los últimos tiempos en Iruñea. En torno a 20.000 personas -la Policía Municipal cifró la asistencia en 15.000 personas- recorrieron las calles del centro de la capital navarra para recordar que hace 500 años se conquistó por las armas un reino independiente. La marcha estuvo encabezada por un centenar de joaldunak.

Los participantes partieron unidos desde el parque de Antoniutti, adonde llegaron en tres columnas que salieron desde distintos puntos. Los integrantes de la primera de ellas, que tomó el nombre de Miguel Bertiz, se congregaron en la Estación de Autobuses.

Representantes de 170 pueblos de todos los herrialdes portaron estandartes con el escudo navarro y el nombre de las localidades. Desde Balmaseda a Corella, desde Murchante a Oñati, desde Urepele a Hondarribia... electos de todas esta localidades, acompañados por miles de personas rodearon la Ciudadela, uno de los símbolos de la ocupación castellana de la ciudad, ya que se levantó para controlar a los iruindarras. Una bandera navarra -sin corona borbónica- encabezaba esta columna en recuerdo a los fallecidos en la conquista de hace cinco siglos.

Al frente de la comitiva, un grupo de personas ataviadas con trajes de época portaba un cañón simulado. «Las tropas españolas se retiran», proclamaron entusiastas mientras los agentes de la Policía española que custodiaban la marcha avanzaban al comienzo de la misma.

Durante el recorrido de la marcha, pudieron escucharse consignas como «Barcina, entzun, Nafarroa euskaldun» o «Independentzia».

Si la columna de Miguel Bertiz estaba encabezada por los estandartes de los pueblos navarros, la de Mina el Mozo, con componente internacionalista y que partió de Trinitarios, tenía al frente paneles con los nombres de las naciones que han logrado independizarse de España y la fecha en que alcanzaron su libertad.

La tercera columna partió de los cines Golem, bajo el nombre Joana Bereterra, en homenaje a las mujeres que lucharon en defensa de la identidad navarra.

El representante de la columna internacionalista, un miembro de la delegación de sindicalistas de Argentina y Venezuela que se encuentra en Nafarroa, cosechó los aplausos de la gente congregada bajo un sol de justicia en la Plaza del Castillo cuando proclamó la solidaridad de los pueblos latinoamericanos que lograron su independencia del imperialismo español con el pueblo navarro que lucha por la suya.

La representante de la columna dedicada a las mujeres subrayó que hace 500 años que padecen persecución y destacó que «en estos tiempos de cambio, o el cambio es feminista o no será un verdadero cambio».

El portavoz de la comitiva encabezada por los estandartes con el nombre de los 170 pueblos subrayó que, pese a todo, «tenemos un pueblo que sigue vivo».

La marcha nacional y el posterior concierto en la Plaza de Toros fueron el broche de una jornada completa en la que en Iruñea se recordó la pérdida independencia del reino navarro en un ambiente dominado por el buen humor.

La Plaza de Toros también acogió una comida popular de más de 400 personas, así como un festival de deporte rural de Ipar Euskal Herria y un mercadillo de artesanos y editoriales. Mientras, las calles de Alde Zaharra eran un hervidero de gente que, aprovechando que las peñas abrieron sus locales, compartían una cerveza con personas llegadas de toda Euskal Herria.

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