No hubo sorpresas en la definición del grupo B, al menos en el caso de Alemania. Tres partidos, tres victorias. Sin alardes y sin gol de Super Mario. Sabiéndose siempre clasificada, jugando en todo momento con los marcadores a favor, salió de inicio como un auténtico Panzer, arrolladora y con dos bombazos de un muy desafortunado Müller. Pero la siempre resuelta Dinamarca, templada, pausada, jugando el balón desde atrás, combinando y con jugadores muy bien dotados técnicamente, le jugó de tú a tú en una primera mitad en la que el nuevo jugador del Arsenal, Lukas Podolski, en su partido cien con su selección, adelantó a los alemanes, bien guiados por Özil y un gran y participativo Khedira. Por suerte para los nórdicos, el empate llegó a los cinco minutos, en un córner, y eso les hizo concebir, eso sí, falsas esperanzas.

Tras el descanso, los daneses necesitaban la victoria, pero incomprensiblemente se quedaron sin dinamita. Alemania, al tran tran, sin prisa, dominó el balón, tuvo su oportunidad Dinamarca con un balón al palo del `correcaminos' Jakob Poulsen, pero quien acertó fue el lateral diestro que Joachim Löw se inventó, Bender -en toda su carrera solo había jugado 16 minutos como lateral derecho hasta ayer-, a falta de diez minu- tos. Fue un segundo tiempo sin historia, sin oportunidades, en un partido incluso sin tarjetas. Alemania presenta sus credenciales, eso sí, sin haber desplegado todo su supuesto potencial.