Huelga indefinida de la minería del carbón. 22 jornadas de lucha. Convocatoria de paro general para el 18 de junio en las comarcas mineras asturianas. Un eslogan: «No al cierre de la minería del carbón». Huelga general a favor del empleo en las cuencas mineras.

22 jornadas de solidaridad. Encierros, marchas, protestas, piquetes, barricadas, cortes de tráfico en carreteras y vías ferroviarias, policías y fotógrafos heridos en los enfrentamientos entre manifestantes y agentes.

Se reabre el debate sobre los límites de la violencia focalizando sobre el uso de la violencia por parte de los mineros. Se habla abundantemente de los métodos expeditivos de estos. En cambio, apenas se hace alusión al sentido y la naturaleza de la lucha misma.

Es un combate desigual entre un gobierno que obedece los dictados de corporaciones e instituciones económicas corruptas y quienes defienden el futuro de la minería y de toda una generación condenada a la desesperanza, el desempleo y la exclusión.

Parte de mi familia ha trabajado en la mina. Este hecho despertó en mí cierto interés y sensibilidad hacia los elementos simbólicos y normativos de la experiencia de clase. En los relatos de mi infancia y adolescencia se intercalaban expresiones como «huelgas», «protestas», «caja de resistencia», «explosiones de grisú». Y la enfermedad tenía un nombre: «Silicosis».

La posibilidad de que la crispación social aumente no es un augurio. Las condiciones para que las revueltas se intensifiquen y desencadenen una explosión social aumentan cada día, como sucede con las explosiones de grisú. Prestemos atención a su inflamabilidad y densidad.