Comienza la lucha cainita en el seno de la derrotada derecha francesa
La derrota de la derecha francesa en las elecciones legislativas ha llevado a algunos de sus responsables a cuestionar la fallida estrategia de más derechización impulsada por el expresidente Nicolas Sarkozy bajo la presión del ultraderechista Frente Nacional, un debate que se abre en medio de la batalla por el liderazgo. Al presidente francés, François Hollande, la mayoría absoluta le otorga plenos poderes para aplicar su programa de Gobierno.
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El fracaso de la estrategia de derechización impulsada por el expresidente Nicolas Sarkozy en su formación política, la UMP, de cara a las elecciones presidenciales y legislativas ha provocado un fuerte debate en el seno del partido. El ex primer ministro francés Jean-Pierre Raffarin y el exministro de Exteriores Alain Juppé han sido los primeros en cuestionar esa estrategia iniciada por Sarkozy en verano de 2010 con su famoso «discurso de Grenoble» que vinculaba inmigración y seguridad y que de cara a los comicios presidenciales giró más a la derecha con una campaña basada en el miedo al Islam y a los extranjeros.
Raffarin, que encarna el ala centrista del partido, aseguró que «la deriva derechista ha fracasado», mientras Juppé abogó por «clarificar nuestros valores» y desligarse de la ultraderecha, al tiempo que defendió «la adhesión a la nación» desde una perspectiva de «integración exitosa» que supone «el rechazo de la xenofobia y de la islamofobia».
El debate había sido aplazado tras la derrota de Sarkozy el 6 de mayo, más ajustada de los esperado, que no debilitó a los partidarios del giro más a la derecha, como su secretario general de la UMP, Jean-François Cope.
Pero la estrategia de la UMP reconociéndose en los valores del FN para captar al electorado ultraderechista ha sido un fracaso a la vista de los buenos resultados de la extrema derecha, y su líder Marine Le Pen ha advertido de que «la recomposición política (de la derecha) es completamente necesaria, si no la UMP irá de fracaso en fracaso».
Este debate sobre la línea política del partido se suma a la batalla por el liderazgo de la UMP, que celebrará su congreso en otoño, entre Cope, que llamó a la unidad, y el exprimer ministro François Fillon, que abogó por la renovación, con Juppé sin despejar la duda sobre si se sumará a esa carrera.
Trece escaños más
Mientras, según los resultados definitivos, el Partido Socialista (PS) y sus aliados han conseguido 302 escaños en la Asamblea Nacional francesa en las legislativas del domingo, trece más de los 289 necesarios para la mayoría absoluta.
La UMP y sus aliados sufrieron una severa derrota al pasar de 320 a 215 escaños. La UMP se ha debido contentar con 194 asientos.
A la vista de la mayoría absoluta lograda por su partido, el presidente francés, François Hollande, dispondrá ahora de amplios poderes para aplicar su programa de Gobierno y de un fuerte respaldo electoral para defender en la Unión Europea (UE) sus propuestas contra la crisis.
El presidente del TS español y del CGPJ, Carlos Dívar, que dejará esta semana ambos cargos por la polémica que le rodea por su uso del dinero público, alertó ayer de que «un Estado que socave la posición institucional del poder judicial dificulta o hace inexistente el Estado de Derecho». El rey español excusó su asistencia por la muerte del heredero saudí y delegó en su hijo, Felipe de Borbón, la presidencia del acto, en el que solo hubo caras largas.
El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, presentó ayer, como es tradición tras las legislativas, la dimisión del Ejecutivo a Hollande, que le volvió a encargar formar Gobierno. Se espera que el nuevo Gabinete se anuncie el jueves. Sus 25 ministros han sido elegidos diputados.
Los diputados procedentes de la inmigración negra, magrebí o asiática (10% de la población) sumarán una docena, un progreso muy insuficiente para las asociaciones que representan «la diversidad» francesa. Los electos de las «minorías visibles» representan sólo el 1,8% del total de la Cámara.
Familiares de las víctimas de un atentado contra ingenieros y técnicos franceses en Karachi, en 2002, presentaron ayer una denuncia contra el expresidente francés Nicolas Sarkozy, tres días después de que acabara su inmunidad en tanto que jefe del Estado. Las dos familias denunciantes -hubo 15 muertos- consideran que violó el secreto de la instrucción judicial y cometió una falta en el cumplimiento de sus deberes de presidente con una nota difundida el pasado 22 de setiembre, tras la inculpación de dos personas de su entorno, en que aseguraba que su nombre no aparecía en el dossier judicial.
El presidente está protegido con inmunidad sobre las decisiones que toma en el desempeño del cargo, pero los denunciantes creen que la nota defendía una decisión tomada como ministro del Presupuesto (1993-1995) sobre un polémico contrato de venta de submarinos a Pakistán, que las familias de las víctimas sospechan que fue el motivo del ataque. GARA