La inflación y la pérdida del 75% de sus ingresos petroleros tras la independencia de Sudán del Sur en julio de 2011, ha hundido a Sudán en una grave crisis económica que afecta directamente a los más pobres debido al alza en los precios de los alimentos y que está provocando multitudinarias protestas desde hace varios días.

Ayer, su presidente, Omar Hassan al-Bashir, anunció ante el Parlamento «un plan de austeridad» que reduce hasta un 50% los altos cargos institucionales y también muchos empleos públicos y elimina los subsidios del combustible para salvar a su país del colapso económico.

El mandatario atribuyó la crisis económica a la pérdida de los ingresos petroleros, ya que el 75% del crudo que Sudán exporta procedía de campos ubicados en territorio sureño aunque la infraestructura necesaria para comercializarlo se encuentra en el norte, y a la ocupación por parte de este país de la zona de Heglig.

«Los adversarios piensan que Sudán será incapaz para tratar sus problemas económicos pero hoy anunciamos un paquete de decisiones para conseguir una economía sana y entre ellas la reforma de la Administración estatal», subrayó.