lorenzo de' medici | escritor y descendiente directo de los medici
«Escribir de la familia no ha sido una elección mía; es la gente la que me lo pide»
Lorenzo de' Medici (Milán, 1951) es un escritor descendiente directo de la histórica familia florentina de los Medici. Ha vivido en diferentes países (Estados Unidos, Alemania, Austria, Mónaco) y desde 1996 reside en Catalunya. Es licenciado en Ciencias Económicas y ha cursado estudios de Historia del Arte. Colabora en varios programas de televisión y de radio conduciendo espacios dedicados a la Historia.
Alvaro HILARIO | BILBO
Dice Lorenzo de' Medici que nació en Milán por una «casualidad», por cosas de la vida. También fue por la misma razón por la cual comenzó a escribir: «Me encontraba en Barcelona y los Güell me animaron a que escribiera unos textos acerca del mecenazgo». La «casualidad», por lo tanto, le ha llevado a publicar dos guías de viaje, un libro sobre la historia familiar y cuatro novelas.
La semana pasada, estuvo en Bilbo presentando la última de ellas: «Las cartas robadas» (Espasa/ Planeta), una interesante y dinámica novela que mezcla el género histórico con el policíaco.
Aunque sus comienzos como escritor fueron fruto de una petición de los Güell, Lorenzo de'Medici no tiene problema alguno en reconocer que le gusta escribir. «Disfruto con el proceso de escribir; me gusta. La promoción, que es parte del negocio, también me agrada: en primer lugar, conozco sitios donde nunca estuve y, por otro, conozco un montón de gente interesante», asegura.
Novela negra
En este último trabajo, nos encontramos con dos géneros -la novela histórica y la novela negra- y dos líneas narrativas. En el pasado, en el siglo XVII, encontramos las raíces del embrollo que, en la Italia del siglo XXI, pasa a ser una sucesión de hechos y personajes que, sin duda, atraparán al lector: «Yo creo que el libro debe ser fácil de leer, entretenido y que, en cada capítulo, suceda algo. Al punto de que la gente esté contenta de leerlo».
Observando el carácter histórico de sus novelas y el protagonismo que los Medici tienen en ellas parecería que ha encontrado un filón narrativo en sus antepasados. «El escribir de la familia no ha sido una elección mía; es la gente la que me pide que escriba de ellos. En este caso es María de Medici, la reina de Francia, la segunda esposa de Enrique IV de Francia y III de Navarra. Quizás no es el personaje familiar que más interés me creaba, pero es muy conocido».
La novela histórica es un género que, como él mismo reconoce, «está en boga» y concentra la mayoría de las ventas. Otro tanto sucede con la policíaca. «¿Por qué la gente lee tanta novela histórica? Quizás para evadirse de la vida diaria, de los problemas. Por otro lado, puede ser para aprender fácilmente -porque también se aprende leyendo este tipo de libros-; si no tratas a la gente como un profesor de Historia, todo bien. Hay que poner detalles; yo pongo detalles de lo cotidiano, detalles de la Corte, del protocolo. También entro en los personajes: qué piensa la reina; si está deprimida o no; la hago pasar por una persona: es una reina y se nota; las audiencias, la gente que viene a verla, pero es también una persona y, entonces, si quieres acercar la Historia a la gente, también hay que mostrar que estos personajes eran humanos».
Documentación
A pesar de todo, Lorenzo de` Medici recalca que es la parte «actual» de la novela, la situada en Italia, en Liguria, la «más importante», la que concentra la vitalidad de la narración. «He escrito un relato que mezcla lo histórico con la novela negra porque a mí me gusta escribir de los dos, me gusta mezclar las cosas», señala jovial.
Aun así, no es desdeñable el trabajo de documentación. «Lo difícil de la parte histórica es lograr la mayor documentación posible. No he tenido demasiados problemas en este aspecto porque busqué en nuestros papeles, en los archivos de la familia Medici; lo difícil era encontrar algo sobre María de Medici que no se conociera. No encontré grandes secretos: hay muchos legajos, es difícil encontrar una cosa precisa. Hallé muchas cartas, aunque no son a las que el libro hace referencia, pero me dieron la idea de utilizar el tema de las cartas. Pensé que podía ser un buen tema, un buen recurso literario».
Otro elemento a señalar es la capacidad de Lorenzo para meterse en la piel de María. «Ha sido desmontada por la Historia: mala madre, desastrosa en su aspecto; pero, al mismo tiempo era una persona humana, una persona con un gusto exquisito: teniendo en cuenta que llevaba en los genes el mecenazgo, fue la que hizo famoso a Rubens en la corte francesa. Pero también la muestro en el día a día: está deprimida, triste y no tiene con quién hablar, no tiene a quién confiarse. En un momento lo habla con una dama de compañía, una dama que era más que eso, Eleonora Galigai también era una amiga y le contesta que `la reina no tiene amigos, tiene súbditos'; llámala soledad del poder o como quieras pero, obvio, ella se encontraba en esta situación. Es una persona que, quizás mucho más que otros, necesitaba apoyo sicológico».
Lorenzo tiene ya la siguiente novela en la cabeza: «Esta ha gustado mucho y los que la han leído preguntan si no hay segunda parte para saber qué sucede con los personajes de esta».
El hecho de que María de Medici estuviera casada con un rey navarro lleva la conversación al terreno de la historiografía francesa: no en vano, Enrique IV está considerado como el mejor rey que nunca tuvieron los franceses. «En esto, los franceses no son justos. Fue popular por sus modos campechanos, pero hemos de tener en cuenta que cambió cuatro veces de confesión religiosa (`París bien vale una misa', es la frase que se le atribuye) para hacerse con el trono de Francia y que embarcó a los franceses en varias guerras por el trono siendo los súbditos los que morían y debían sufragar los gastos de estas aventuras. Por otro lado, era un personaje que llevaba a todas sus amantes a la Corte y que pretendía que la reina les respetara. Tenía once hijos ilegítimos. Es esa imagen reflejada en esa frase que supuestamente dijo, esa de 'Un pollo en las ollas de todos los campesinos, todos los domingos'. Son leyendas sobre el buen rey, lo que no le salvó de ser asesinado», dice.
La historiografía siempre va del lado del vencedor, esta hace los buenos y malos nombres: «Se casó con María para sanear la deuda que tenía contraída con sus banqueros, que no eran otros que los Medici. La dote de María es la más importante que ha habido en la Historia: la dote normal de, por ejemplo, una princesa de Baviera ascendía a 50.000 libras y la de María fue de un millón de libras; esta era la diferencia, María era la más rica de Europa y aunque fuera gordita, mayor para la época (se casó con 27 años), el dinero fue una atracción fatal para los franceses y luego le llamaban la gorda banquera; y sí, era reina de Navarra. Enrique IV tenía más aspecto de cazador, de campesino, que de rey de Francia», concluye. A.H.