El alcalde de Iruñea, Enrique Maya, cruzó el límite ayer en el debate sobre el estado de la ciudad. El primer edil, arquitecto de profesión, elaboró un discurso autocomplaciente y abrió un debate entre «las personas y el cemento». Maya se queda con lo segundo y decidió que era necesario hacer «una defensa apasionada» del cemento, porque dota de infraestructuras a las personas.

Tal fue su argumentación, que hasta el portavoz del PP salió a pararle los pies. José Núñez achacó al alcalde haber «caído en la autocomplacencia». Además, le recordó que tiene unos presupuestos prorrogados con unas limitaciones muy fuertes y que no tiene sentido arrogarse el éxito de todas las iniciativas, puesto que primero ha tenido que pasar por el Pleno.

La postura de Núñez resulta particularmente significativa, porque Maya no tiene mayoría en el Consistorio y, hasta ahora, ha sido el PSN quien le ha dejado gobernar. Y ahora, después de la expulsión de Roberto Jiménez del gobierno navarro, la situación se complica aún más.

Jorge Mori, del PSN, cargó contra esa devoción de Maya por el ladrillo e ironizó con la habilidad que tiene el alcalde de apropiarse de iniciativas que, en realidad, han nacido de la oposición. Mori censuró que UPN sigue sin corregir las diferencias entre los barrios y aludió al afán del alcalde de «culpar de todo lo malo al resto».

NaBai, Bildu e I-E

Uxue Barkos, portavoz de NaBai, aseguró que el alcalde comete un error al poner el cemento delante de las personas y le emplazó a dar una solución a las 2.000 personas que se han quedado en el paro en Iruñea en un año. «No solo no nos ha dado una explicación sobre cómo va a batallar con eso, sino que ha expresado en recorrido autocomplaciente todas las carencias de su acción política». Barkos le achacó la responsabilidad de tener unos presupuestos prorrogados «por no haber sabido alcanzar acuerdos y poner exigencias e imposiciones».

Eva Aranguren, de Bildu, aseguró que el discurso de Maya muestra «un gobierno agotado, que no ha aportado ni una sola medida para crear empleo en la ciudad en la coyuntura económica y social más delicada de las últimas décadas y ni una solución en materia de vivienda». Aranguren también respondió a las acusaciones que les lanzó Maya de no condenar la violencia y achacó ese afán de atacar a Bildu a un intento del alcalde para desviar la atención.

I-E, por su parte, afirmó que Iruñea «no está mejor que hace un año» y acusó al primer edil de mentir por negar los recortes producidos en los servicios sociales.