karakorum | Apertura
Nueva gran línea francesa en la cara suroeste del Latok II
La apertura realizada entre los pasados días 3 y 5 de junio fue firmada por los jóvenes franceses Antoine Bletton, Pierre Labbre, Sébastien Ratel y Mathieu Maynadier. Se trata de una ruta de mixto, «Théhorème de la Peine» (2.000 m, ED-, M5), abierta en estilo alpino y con mucho ambiente «Ben Nevis».
Andoni ARABAOLAZA
Mientras la mayoría de las expediciones a ochomiles del Karakorum se acomodan en sus respectivos campos bases, salta la noticia de una madrugadora actividad firmada por un equipo francés en la cara suroeste del Latok II (7.108 m). Sí, fue entre los pasados días 3 y 5 de junio cuando Antoine Bletton, Pierre Labbre, Sébastien Ratel y Mathieu Maynadier abrieron en estilo alpino «Théhorème de la Peine» (2.000 m, ED-, M5) a la cumbre suroeste (7.020).
De esta forma se daba el pistoletazo de salida a las escaladas de la cordillera paquistaní. Y el protagonista ha sido un cuarteto francés, jóvenes todos ellos, pero con gran capacidad en la montaña como lo han demostrado. Dos de ellos, Ratel y Maynadier, por ejemplo, realizaron hace dos años junto a otros colegas la primera ascensión al Lunag I (6. 830 m); actividad nominada en el Piolet d´Or del 2011.
En esta ocasión apostaron por el Latok II, una dura montaña que solo cuenta con cinco líneas, entre las que destaca la apertura en la cara suroeste de «Tsering Monsong» (VII, 5.10, A3) llevada a cabo por los hermanos Alex y Thomas Huber, Conrad Anker y Tony Gutsch. O la arista noroeste escalada por Álvaro Novellón y Óscar Pérez.
Los franceses también se embarcaron en el murallón suroeste, en un proyecto ambicioso que ya había sido intentado. Un mes en la montaña, 24 días en el campo base y una nueva ruta abierta en tres días. La verdad es que los franceses se las vieron y las desearon con el tiempo. Apenas tuvieron tiempo para aclimatar y, cuando les llegó un parte de buen tiempo, no se lo pensaron dos veces para realizar el ataque definitivo.
«Ha sido una gran actividad en condiciones nada fáciles, con el típico tiempo incierto de Pakistán. Estábamos a la espera de una ventana de buen tiempo, pensando que el mal tiempo iba a durar mucho más, hasta que nos llamaron y nos pronosticaron tres días de buen tiempo seguido de otros diez de malo», adelanta Maynadier.
Salieron en plan algo catastrofista hacia la base de la pared. Llegan al depósito de material y comida y saben que deberán tirar en plan muy minimalista, con lo justo: «Fuimos lo más ligeros posibles. Visto que la ventana era muy corta, apostamos por tres días de escalada. El mal tiempo llegó al día siguiente».
Dos vivacs
Duermen al pie de la rimaya, y remontan rápidamente los primeros 500 metros de pendientes de nieve hasta que llegan a la base de la gran muralla del primer tercio de la pared. Cruzan grandes campas de nieve hasta que cogen un gran couloir que, según Maynadier, se parecía a las pendientes de hielo del couloir norte del Dru.
«Fue una hermosa jornada, con mucho ambiente en los largos de hielo sobre `spindrits' o coladas de nieve. Llegamos al primer vivac, a una vira muy estrecha, donde intentamos dormir sentados en el hielo. Y, además, nos nevó durante la noche. La segunda jornada empezamos con una salida de dos largos un tanto difíciles -continúa- hasta pillar el campo de nieve suspendido del centro de la pared, bien visible desde abajo. Unas tiradas más fáciles, un resalte de mixto y llegamos a la última muralla. Son las 17.00 de la tarde y montamos el vivac. Sabemos que todavía nos quedaban unos 900 metros hasta la cima», explica el alpinista francés.
Tercer y último día de escalada. La jornada se presentaba muy larga y dura. Y así fue. El despertador suena a la 02.00 de la madrugada. Doce horas después estaban en la arista somital. Antes escalan 100 metros de hielo hasta toparse con un couloir que colinda con la muralla: «Atravesamos a la derecha por las bandas de nieve que van hacia la arista somital. Un primer intento en el que escalamos placas lisas recubiertas de nieve. Finalmente llegamos hasta una goulotte un poco más a la izquierda. Había un taponamiento de nieve y hielo que no era nada fácil, pero se conviertieron en largos antológicos a más de 6.500 metros. Todavía dos largos más de mixto hasta el comienzo de la arista sobre el plateau somital», dice Maynadier.
Eran los 14.00 de la tarde. Aún tenían otros 400 metros de desnivel antes de hacer cima. Dejan las mochilas y el material técnico y se arrastran en la nieve profunda: «¡Realmente fue una tortura caminar sobre esa nieve a 7.000 metros! ¡Cuatro horas para 100 metros! Son las 18.00 de la tarde. No es la verdadera cima, en la cumbre suroeste; 100 metros por debajo de la verdadera cima. Más energía, más voluntad, más fuerza para seguir por esa penosa nieve hasta que llega el momento de la alegría y de la expulsión de todo estrés. Pero todavía falta el descenso».
Ni tiempo para celebrarlo
Sin apenas tiempo para celebraciones, a las 18.15 de la tarde comienzan a bajar. Saben que el buen tiempo no durará demasiado, y enseguida se pusieron manos a la obra con los cuarenta rápeles que tenían por delante para deshacer el camino de 2.000 metros de desnivel hasta la base de la pared.
«Descendemos lo más rápido posible para evitar las avalanchas en el último tercio de la pared. A medianoche llegamos al último vivac para rehacer nuestras mochilas y llenar los termos. Hacía mucho frío y estábamos muy cansados -recuerda-. Tras rapelar toda la pared, pasamos la rimaya después de cuatro días de actividad, 36 horas de las cuales no dormimos. Después de coger los esquíes que teníamos a pie de vía nos encaminamos al campo base. Era la una de la tarde. Ya estamos en el campo base, muy fatigados, pero contentos de haber aprovechado esa pequeña ventana de buen tiempo para nuestra apertura», añade Maynadier.
El cuarteto francés firma una nueva vía, en tres días de escalada, en la dura cara suroeste del Latok II (7.108 m): «Théhorème de la Peine» (2.000, ED-, M5)
La apertura se realizó en estilo alpino, y se trata de una vía con difíciles secciones de mixto. Durante el descenso hicieron 40 rápeles