En ocasiones, cuando no hay más que dos opciones malas, no queda más remedio que optar por rechazar la peor. Y la peor sin duda la representaban Jean Grenet y Michèle Alliot-Marie, arietes de una cultura política conservadora, personalista y clientelista que ha buscado parcelar el hexágono en territorios señoriales. Sin embargo, hay ocasiones en la que es tan difícil discernir entre lo malo y lo peor, que lo mejor es olvidarse de ambos. Y por ello, y porque Frantxua Maitia se ha visto incapaz de leer la actualidad política de Euskal Herria, finalmente parte del electorado decidió tomarse el domingo libre y mandar a paseo a los dos candidatos, lo que a la postre dejó sin tarta ni champán a un candidato socialista que ya saboreaba el acomodo de París.

on las selecciones francesa y española correteando sobre el césped, hace años parte de este país, llevado por el rechazo a unos colores, habría apoyado la opción menos mala, sin querer darse cuenta de que esa elección era totalmente la opuesta al otro lado del Bidasoa. Con las selecciones francesa y española correteando sobre el césped el otro día, parte de este país optó por no apoyar a ninguna, dejando de lado el rechazo y pasando a la construcción de alternativas.

Y ello para que un día aficionados de este país puedan apoyar en competiciones oficiales a sus colores, aunque no sean los mejores. O para que gente como Grenet, Alliot-Marie o Maitia puedan pelear algún día en unas elecciones legislativas vascas en igualdad de condiciones. Y mientras nos vamos convenciendo todos de que el rechazo por sí sólo no es alternativa, nos queda Portugal.