Raimundo Fitero
Infatigables
No se cansarán nunca? Con estos calores, a uno le sientan peor las reiteraciones, las repeticiones, los abusos de confianza. Y mira atento a la pantalla, y se encuentra con tantas actitudes ya conocidas, que no puede más que preguntar ¿no se cansarán nunca? Parecen inagotables las mentiras del equipo económico del gobierno zombi. Van a subir el IVA, lo saben todos, pero lo niegan. Piden un rescate, que es insuficiente, y además lo hacen con una carta cargada de erratas que produce vergüenza ajena y que es un síntoma más de la incompetencia de esos arribistas. Ana Mato sale y acusa a los ciudadanos del desastre contable en la sanidad porque dice que más de doscientos mil utilizan la tarjeta de jubilado para comprar medicinas. Son tantas y tantas las barbaridades que acumulan que uno espera a que reviente su Gran Mentira de una puñetera vez.
Porque el que no se cansa de cometer errores, de mentir, de descubrir a nuevos equipos de dirección de ETA, de mantener un espíritu guerrero imparable, es el ministro de Interior. Uno se pregunta, ¿cuántas detenciones de ciudadanos vascos costará cada punto de incremento del IVA o de crecimiento de la prima de riesgo? Que no se le ocurra ganar a Portugal, porque entonces, sin nada en lo que anestesiarse, volverán a sacar a relucir toda la martingala de detenciones pelágicas, amenazas de ilegalización y demás repertorio, tan ensayado por todos los ministros de la porra.
Pero viendo el nuevo programa para defenestrar definitivamente a Pilar Rubio de Tele 5, titulado «Todo el mundo es bueno», con un Corbacho estorbando de manera total, a uno le viene la misma pregunta, ¿no se cansarán nunca de ofrecer el mismo espectáculo? El decorado es horrible, la animación de los figurantes caótica, la estructura con fallos garrafales que impiden una narración coherente, los concursantes haciendo el idiota, por lo general, y los presentadores dando grima; una porque no se entera de nada y el otro porque se quiere hacer el enterado y el gracioso. Paz Padilla apareció para hacer de lo suyo, sin aportar nada más que su supuesta gracia congelada y reiterativa. No se entiende que se emita una oferta tan deficiente. Otro fracaso en ciernes.