No paran de crecer los residuos que generamos y la responsabilidad de su gestión no la tenemos, únicamente, la ciudadanía sino también las instituciones, cuando no adoptan me- didas legislativas y fiscales que obliguen a la industria y a la distribución a la utilización de envases retornables, frente a los envases y embalajes de un solo uso. A la ciudadanía se nos tiene que dar la oportunidad de comprar sin envases y envoltorios inútiles.

Primero nos imponen un modelo insostenible y luego nefastas soluciones.

Es entendible y lógico que «lo nuevo» pueda generar cierta preocupación, pero es impresentable e irresponsable que los opositores al sistema «puerta a puerta», se aprovechen de esa, insisto, lógica preocupación, para intentar generar una alarma social totalmente innecesaria con toda una campaña orquestada de burdas manipu- laciones y mentiras.

Que hablen claro y no nos mientan. Tanto el PSE como el PNV nos dicen que vamos a ser esclavos de la basura por el horario, ¿acaso ahora no existe un horario? Les preocupa dónde tirar las medicinas, sus extractos bancarios ¿dónde los depositan ahora? Ellos mismos delatan cuál es su práctica. Proponen sumar un quinto contenedor, pero en realidad a ellos con el verde les basta, y es que toda esta farsa trata de tapar su verdadera apuesta, que no es otra que la implantación de incineradoras. Les interesa y les viene bien que se mantenga el actual sistema, porque con el sistema PaP no hay materia suficiente para alimentar y justificar las incineradoras.

Quienes se han dedicado durante décadas a imponernos toda serie de monstruosas, grandes e innecesarias infraes- tructuras, negándose a realizar cualquier tipo de consulta, ahora hablan de imposición y exigen un referéndum o consulta popular. Yo les propongo una posible pregunta: ¿Prefieres una incineradora en tu pueblo o el sistema Puerta a Puerta? Y el primer pueblo a realizar esa consulta podría ser precisamente Zubieta, donde el PNV-PSE-PP, sin ningún tipo de consulta alguna, iban a imponer la incineradora, hoy paralizada. Me imagino que, ahora que el PNV dice defender las consultas, no tendrá problema ¿o sí? Hasta ahora sí lo ha tenido y, dio la espalda a más de 35.000 firmas en contra de la incineradora y por una Ley vasca de residuos.

El PSE nos dice que apuesta por un sistema más cómodo, estético y ordenado. Estaría bien que nos explicaran cómo es posible que hasta hace bien poco estuvieran en contra de la incineradora en Donostia, con Odón Elorza a la cabeza y Denis Itxaso; que sus concejales en pueblos de Navarra como Tafalla, Altsasu, Olazti, Berrioplano..., votasen contra otra incineradora, o que sus compa- ñeros madrileños, a día de hoy, defiendan tajantemente el PaP.

Nos dicen que nos van a comer las ratas, que es más caro... A lo primero, ni contestar; respecto a lo segundo, igual habría que tocar esos sueldazos que tienen algunos y que es su primera preocupación en cuanto pillan el sillón. Por otro lado, no hablan de lo que nos iba a costar la incineradora (su construcción y mantenimiento), la gestión de las cenizas y escorias, los vertederos y por supuesto, tampoco nos hablan, de los costes que ellos nunca valoran; los daños medioambientales, los sociales...

Aquí se esconde mucho interés político y económico y una vez más, prefieren asegurarse su parte, satisfaciendo los intereses de las grandes empresas que dominan el suculento negocio de los residuos, a costa de nuestro dinero y nuestra salud, dando la espalda al objetivo de la sostenibilidad ambiental y social, que como gestores públicos que son debiera ser su principal objetivo e interés.

Por cierto, lejos de toda esta campaña interesada contra el PaP y a favor de la incineradora, el Ministerio español de Medio Ambiente, en sintonía con las últimas decisiones que se van adoptando en las instituciones europeas, reconoce la recogida selectiva de residuos PaP de Usurbil como un ejemplo a seguir por los demás.

El «puerta a puerta» necesita del compromiso de la ciudadanía, pero aprenderemos y nos acostumbraremos a hacerlo bien. Probemos, merece la pena intentarlo.