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Redoblar esfuerzos contra el chantaje

Etxerat celebró ayer en Tolosa una asamblea extraordinaria para hacer balance de los últimos seis meses, y los familiares de las presas y presos políticos vascos acudieron a ella con datos tan preocupantes como incontestables en la mano. Números que revelan que el nuevo tiempo político que se ha abierto en este país y que trata de asentarse a pesar de los obstáculos, ni siquiera ha asomado en las cárceles, donde la situación es extrema, peor incluso que hace unos meses. En este tiempo, no se han producido acercamientos y, al contrario, varios prisioneros han sido alejados; el Tribunal Constitucional ha avalado la doctrina 197/2006, que supone la aplicación en la práctica de la cadena perpetua; y catorce presos gravemente enfermos permanecen encarcelados a pesar del riesgo que corre su salud.

Los prisioneros y prisioneras siguen siendo objeto de una política carcelaria que aúna venganza y chantaje a partes iguales. Venganza, porque ese ánimo guía, como viene haciendo desde hace décadas, todas las decisiones que los estados español y francés adoptan contra un colectivo al que no han conseguido doblegar y que, aun en una situación tan complicada, ejerce un importante papel como agente político. Y un chantaje que va dirigido tanto a los propios represaliados como a quienes siendo especialmente sensibles a su situación trabajan por alcanzar un escenario de soluciones en el que sus derechos sean respetados. Sabedores de la debilidad de su oferta política, cada vez menos atractiva para la ciudadanía vasca, ambos estados han apostado por mantener una política de rehenes, con la que pretenden condicionar al sector político y social que está emergiendo como verdadera alternativa a su modelo.

La sociedad vasca no quiere venganzas ni chantajes, y los agentes sociales, políticos y sindicales de este país no deberían permitir que estos se mantengan. Etxerat hizo ayer un llamamiento a redoblar esfuerzos para acabar con las medidas de excepción, y todos aquellos que apuestan por un nuevo tiempo en Euskal Herria deberían recoger ese guante, porque ese nuevo tiempo no será real si no llega también a las cárceles.

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