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Patti Smith baja revoluciones, pero envuelve con «Banga»

Smith practica la coherencia en 1967, cuando dejó los estudios universitarios en Glassboro State Teachers College y se mudó a la ciudad de Nueva York con 21 años en busca de la poesía, la música y un futuro más emocionante. Desde ese instante su vida cambió radicalmente respecto al que podría haber tenido en Deptford Township, donde nació en 1946.

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Pablo CABEZA | BILBO

Hace unos cuantos años, Smith rememoraba que tras la muerte de su marido, Fred «Sonic» Smith (exguitarra de los mitificados MC5, de Detroit, el grupo que en 1969 escribía el álbum de protopunk «Kick out the jam», para muchos uno de los mejores debut de toda la historia del rock y uno de los directos más escalofriantes de cualquier página del rock), se había quedado, además de desolada, en una situación económica desastrosa.

Como ir contra el sistema, ser unos avanzados del rock enérgico al que tantas y tantas bandas han imitado, incluidas muchas vascas, no está reñido con la sensibilidad (Fred Smith era un apasionado de la poesía, como Patti), la pareja congenió con facilidad.

Con el tiempo, la escuálida chica de Michigan daría a luz a Jackson y Jesse, así que asume el rol de madre ocupada de la crianza y la instrucción de sus hijos abandona la música, en lo posible, los escenarios y su carrera discográfica. Así hasta que en 1988 publica «Dream of life», que contiene la canción «People have the power». Álbum producido por su marido, quien también toca la guitarra. La canción, que habla de un sueño donde la gente tiene el poder y que la unión puede cambiar el mundo, se ha utilizado en numerosas ocasiones como bandera de causas y sueños cumplidos o por cumplir. El disco supone, hasta cierto punto, el regreso de Smith, pero sin demasiados compromisos comerciales.

Fred Smith moría el 4 de noviembre de 1994, y al poco tiempo fallecía Todd Smith, hermano, y Richard Sohl, teclista de su banda. La penumbra también es parte de la vida de MC5. Dos de sus componentes (muchos años después de disolverse el grupo), Wayne Kramer y Michel Davis coincidieron en la cárcel por motivos relacionados con el uso de drogas. Kramer continuó con la música y con la revisión de MC5 bajo el nombre de DKT/MC5. En febrero de este año Davis fallecía en un hospital de la ciudad de Chico en California. De otra parte, el vocalista del grupo, Rob Tyner, hincaba la rodilla en el cementerio en 1991 víctima, como Fred, de un ataque al corazón.

Pasada la mitad de la década de los noventa, Smith decide volver a Nueva York animada por el aliento de Michael Stipe (R.E.M.) y Allen Ginsberg. Allen, poeta de Nueva Jersey y uno de los indispensables de la generación beat, fue un conocido por ser un defensor de la sinceridad y la libertad, por lo que hablaba en numerosos poemas de asuntos de su propia vida, como su correspondido amor por Neal Cassidy, otro agitador de la época beat.

Tras el regreso de Patricia Lee a los escenarios su actividad y apariciones públicas superan su pasado. No es la joven chillona protopunk, pero habla tanto de poesía como de política. Interviene asimismo en diferentes campos de la actividad artística, desde la pintura hasta la fotografía. No obstante, no en todo es brillante y, en cierta manera, vive de un pasado, una vida y una envoltura con la que pocos artistas han contado. De hecho, las fotografías y dibujos expuestos en Artium de Gasteiz, «Written Portrait», de mayo de 2008 a febrero de 2009, no valdrían un comino si el autor fuese desconocido.

Once discos

«Banga» es su álbum número once. Discografía escasa e irregular, como tormentosa es la posible conclusión de su nuevo disco. Apasionante por momentos e indiferentes por tramos. Con todo, y ante la espesura de propuestas como «Fuji-san», «Tarkosky», «Nine», «Seneca» y los diez minutos de «Constantine's dream», tanto como la mitad del álbum, resulta complejo no situar la obra en un lugar destacado, aunque sea bajo vigilancia: ya que Smith se dedica más a recitar que a componer. En realidad, y más allá de quién firma la canción, resultaría esclarecedor conocer hasta qué punto la producción y los músicos son los creadores o no de los arreglos, donde realmente reside el valor de los títulos reseñados. Patricia Lee «Patti» Smith recita con estilo y consistencia, es autora de las letras y quien, en definitiva, lidera el proyecto, pero caben preguntas: ¿Quién o quiénes nos subliman en «Nine», quién o quienes nos envuelven en días de sicodelia? ¿Por qué «Seneca» redime la lágrima y nunca debiera acabar?

«He querido crear un álbum muy íntimo, pero a la vez que fuera muy directo para poder llegar al público de otra manera», señala Smith, quien también apunta que se empeñó en crear un disco positivo con el objetivo de que la gente piense en la naturaleza o en cómo puede contribuir a salvar el mundo, «aunque sin ser predicadora», matiza.

A su paso por Madrid para adelantarse a la salida de «Banga», Smith no quiso evaluar su carrera y apuntó que no tenía ni «idea» del lugar que ocupa ahora en el punk, en otros tiempos precursora y admirada por más de una cresta. «Trabajar con mis hijos fue maravilloso, son mejores músicos que yo y como su padre también lo era. Ahora, al tocar todos juntos [sus hijos han colaborado], de alguna manera, le invocamos», señala refiriéndose a Fred.

Smith aclara que en «Banga» ha querido despojarse de premisas políticas, muy presentes a lo largo del último lustro en declaraciones y actos. «En los últimos seis o siete años ya me he pronunciado mucho», recuerda. Quizá por eso en «Constantine's dream» y sus diez minutos de evanescencia, comenta que medita sobre el arte y la naturaleza de forma espontánea sobre «muchísimos temas diferentes». Es posible, pero todo encaja demasiado bien como para admitir que todo es una improvisación surgida en el propio estudio.

Dedicatorias

«Nine» se lo dedica a Johnny Deep, a quien conoce desde que el actor fue a saludarla tras un concierto. «Nos pusimos a hablar y conectamos. A él le encanta leer, como a mí, y nos gusta el mismo tipo de música, es muy divertido, amable y me recuerda a mi hermano, al que perdí», explica. «Maria» está dedicada, en parte, a Maria Schneider. Smith señala que es la canción más emocional del disco. «This is the girl», es para Amy Winehouse. «Fuji-san» porta el recuerdo de la tragedia del tsunami de 2011 en Japón.

Por otra parte, «April fool» (inspirada en la literatura del ruso Nikolai Vasilievich Gogol) o «Amerigo», dedicada al explorador italiano Amerigo Vespuccio, son dos singles claros. «Banga» debe su nombre al perro fiel y leal de la novela «El maestro y Margarita», de Mijail Bulgákov. Y Lenny Kaye es el responsable de la producción y de las guitarras, el músico fiel de la revitalizada Smith, la hija de una discreta cantante de jazz (testigo de Jehová) y de un obrero (ateo).

REGRESO

La canción «People have the power» devolvió a la actualidad a Patti Smith en 1988, previo a un periodo en el que ella misma cuenta haber pasado necesidad y vivir gracias a los ingresos por derechos de «Because the night».

Ficha

Disco: «Banga».

Artista: Patti Smith.

Fecha salida: Ya a la venta. Versión sencilla de especial.

Presentación: En directo el 10 de noviembre en el Museo Guggenheim, dentro de los actos del XV aniversario.

TOCAR CON LOS HIJOS

«Trabajar con mis hijos fue maravilloso, son mejores músicos que yo y como su padre también lo era. Ahora, al tocar todos juntos, de alguna manera, le invocamos», señaló Patti Smith a su paso por Madrid, antes de la salida de su nuevo disco «Banga». El 10 de noviembre estará en el Guggenheim de Bilbo.

ÍNTIMO

«He querido crear un álbum muy íntimo, pero a la vez que fuera muy directo para poder llegar al público de otra manera», señala Smith. Quien también apunta que se empeñó en crear un disco positivo con el objetivo de que la gente piense en la naturaleza o en cómo puede contribuir a salvar el mundo.

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