De la mirada asesina de Balotelli y los ojos prietos del capitano Buffon mientras de su garganta salía la letra del belicoso ``Fratelli d'Italia'', todo ello en los prolegómenos de la final y con los dos equipos formando sobre el césped, a la vista perdida de Chiellini, en el banquillo tras retirarse por lesión, que veía a los suyos dos golazos por debajo en el marcador cuando el colegiado portugués enviaba el partido a vestuarios. En cuarenta y cinco minutos, la España del `tiki-takenaccio' que ironizaba la prensa matutina ucraniana, descosió a una Italia a la que los de Vicente Del Bosque sorprendieron con el juego más vertical y, por momentos, preciosista, de toda su Eurocopa. Partidazo de España, gran partido de Italia, catenaccios fuera, baile de España, baile de Xavi, ganó el fútbol.

Cuatro a cero. Inapelable. Triple corona. La selección española se consagró anoche a orillas del río Dnieper, en Kiev, como el rey del fútbol mundial. Eurocopa, Mundial y Eurocopa. Hito único en la historia del fútbol de selecciones. Y lo hizo con superioridad, con momentos de juego inalcanzable para el resto, con algunos de sus jugadores rozando un nivel estratosférico, jugando más a lo Athletic de Marcelo Bielsa que a lo Barcelona de Pep Guardiola. Vértigo en sus transiciones, olvidándose de la posesión en favor de la posición y todo, de nuevo, con el `falso' Cesc Fábregas en punta, con Xavi en su salsa, con Iniesta de otro mundo, con Jordi Correcaminos Alba, con otra vez `San' Iker... Ayer se salieron.

Casillas y Buffon se saludaban al inicio, dos porteros capitanes, los únicos junto a Luis Arconada (1984) y Dasaev (1988) en serlo en una final de Eurocopa. Pitido y a los 21 segundos primera falta de Ramos sobre Balotelli. Italia presionaba muy arriba y salía valiente, España replicaba y en cada acercamiento al área de uno u otro se palpaba peligro. Balotelli peleado con todos los rivales, Ramos emulando a su compañero Ronaldo lanzando faltas lejanas, España jugando como los ángeles... Iniesta, de balón de oro.

Al minuto nueve primer jugadón y balón lamiendo el larguero de Xavi. Dos líneas de cuatro españolas y por delante Cesc e Iniesta o Silva. Italia, presionada en retaguardia, incapaz de sacar balones limpios para Pirlo o De Rossi, con Cassano y Montolivo muy alejados. España lanzada y golazo de Silva, a pase de un gran Cesc, tras pase al hueco de Iniesta. 1-0. Menudos minutos de fútbol del bueno.

Italia nunca pudo

Italia reaccionó o lo intentó. Los dedos y los puños de Casillas sacaron hasta tres balones colgados comprometidos. España presionaba. Xavi achuchaba a Pirlo en la media luna del área de Buffon. Cassano la tenía, Balotelli mandaba alto y en el minuto 40, otro golazo. Saca Casillas, Jordi Alba toca de cabeza, acelera y recibe el pase al hueco de Xavi, salvando el nuevo fichaje culé la salida de Buffon. 2-0. Enorme Eurocopa del lateral. Partido casi sentenciado. El presidente español, Mariano Rajoy, botando en el palco como si de la balconada de la calle Génova se tratara, en el mismo día en que subía el precio de la luz, el gas y Valencia ardía en llamas.

Equipos a los vestuarios. Las charlas técnicas de Del Bosque y Prandelli surtieron efecto en ambas escuadras. Los azzurri a por todas. Cassano al banco y saltaba un Di Natale que tenía la primera ocasión y cabeceaba alto. La réplica la daba un Cesc que mandaba fuera por poco y que daba muestra de que España no iba a especular, sino ir a por el tercero. Todo en el mismo minuto. En el siguiente, jugadón individual del `falso 9' de esta Eurocopa y salvaba la mano de Buffon. Tres después, paradón de Iker Casillas otra vez con Di Natale disparando en sus narices a bocajarro. Partido de ida y vuelta. Fútbol total. Los italianos buscaban el gol que les metiera en la final, mientras los de Del Bosque les envidaban.

Mientras la selección española se acercaba cada vez más al título, Motta, que había salido cinco minutos antes, caía lesionado en el minuto 61 y con los tres cambios hechos por Prandelli. Italia se quedaba con diez jugadores. Se acababa el partido. Los transalpinos se iban a por todas, pero la losa y, sobre todo, un rival que presionaba y ahora le cogía la espalda y a la contra, era demasiado pesada. El «¡A por ellos, oé, oé, oé!» se deja oir en la grada entre los aficionados españoles. Baile.

Por delante, treinta minutos en los que España pudo aumentar la ventaja, atacando en oleadas, con una Italia ya vencida. Balotelli resignado, Pirlo desaparecido como durante todo el partido. El tercero podía caer... y cayó. De nuevo Xavi, asistencia a un Fernando Torres que acababa de entrar y gol del madrileño. Tercero en su cuenta. España echaba la carta de ajuste... Pues no. Salía Juan Mata, que debutaba en esta Eurocopa, y hacía el cuarto tras pase del Niño, al que le había llegado el balón en profundidad de quién, de quién si no, Xavi. Enorme Xavi.

El baile era completo. El taconazo de Sergio Ramos en los morros de Buffon sobraba. El colegiado portugués no hacía sangre y pitaba el fin. Balotelli se iba del campo echando sapos y culebras, Buffon felicitaba a los rivales. Fernando Llorente se iba sin jugar un minuto, quedando claro que su sitio está en Bilbao. El sueño de Italia, sin un título continental desde hacía 44 años, seguía dormitando. Las lágrimas del gran Andrea Pirlo, su imagen. Balotelli también, no era de hielo. La prensa italiana aplaudía a Prandelli. Casillas alzaba la copa. España se hacía eterna en Kiev; la crisis económica se hace eterna en España.