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Que no te ciegue el sol

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Nagore BELASTEGI | DONOSTIA

Con sus días más o menos cálidos por fin ha llegado el tan esperado verano, y con él todos esos tópicos que nos acompañarán durante toda la temporada. Las gorras, el bañador nuevo, la sombrilla y esos niños que nos echan arena a la toalla cuando juegan a nuestro lado en la playa. En cuanto el astro rey hace su aparición casi nadie se olvida del protector solar, para no quemarse la piel, pero no todos se preocupan tanto del cuidado de los ojos, y no olvidemos que son mucho más sensibles.

Las gafas de sol no son meros adornos, aunque es verdad que cuando la primavera se acerca muchos establecimientos no autorizados venden lentes oscuras de última moda.

Pero no sirve llevar unas simples gafas oscuras. Borja Rojo, profesional del centro Multiópticas de Durango, explica por qué: «Las lentes oscuras eliminan la luz, pero si no llevan filtros, los rayos UVB y UVB -rayos ultravioletas de diferentes frecuencias- llegan a los ojos igualmente. Con la oscuridad las pupilas se dilatan, y por ello los ojos absorben más rayos que si no lleváramos gafas». Por lo tanto, la oscuridad de las gafas depende de la luminosidad para que no moleste en los ojos, pero no tiene nada que ver con la protección. De hecho, existen lentillas transparentes con filtro solar para quienes prefieran no llevar gafas, pero la luminosidad será la misma.

El grado de radiación que una lente es capaz de bloquear debe ir especificado en un certificado. Hoy en día pueden utilizarse casi todas las monturas también para las gafas graduadas, por lo que existen infinidad de modelos.

Sin embargo, Rojo no recomienda las lentes fotocromáticas, o que se vuelven oscuras con el sol, porque aunque puedan ser cómodas, nunca llegan a ser transparentes del todo y con el tiempo pierden las propiedades de protección.

Se necesita especial cuidado en la playa, sobre todo a mediodía cuando el sol luce con más fuerza, y en el monte, porque la altitud influye en el nivel de radiación. También debemos tener especial cuidado con los más pequeños. Hasta la adolescencia nuestros ojos no están totalmente formados, y por ello absorben la mayor parte de las radiaciones solares. Aun así, Rojo cree que no hay que obsesionarse y que hay que hacer un uso responsable de las gafas de sol para niños, porque pueden venir bien en determinadas ocasiones pero la visión tiene que ser lo más clara posible, y hay que dejar que se forme naturalmente.

Las quemaduras solares en la piel se notan inmediatamente, pero las de los ojos no. Con el tiempo podemos desarrollar enfermedades oculares irreversibles. El experto describe las primeras consecuencias de daño ocular producido por el sol como picores, enrojecimiento y conjuntivitis, y estas podrían producir cataratas o degeneraciones de retina y córnea.

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