El Ibex consolidó ayer el nivel de los 7.000 puntos, pese a que todo se puso en contra durante la jornada. Le hizo daño, especialmente, la postura finlandesa de cerrar el paso a la compra de deuda por parte del MEDE (Mecanismo Europeo de Estabilidad). Con todo, la sesión puede calificarse como positiva puesto que el grueso de informaciones conocidas era desalentador. Así, en el Estado español, además de las desavenencias sobre el papel del MEDE en el apoyo a la deuda soberana, se pudieron valorar datos macroeconómicos que definen el hundimiento progresivo y acelerado de la economía. Se publicó que la tasa de paro alcanza ya el 24,6% en mayo -Grecia tenía en marzo un 21,9%-, frente al 11,1% de la eurozona y el 10,3% de la Unión Europea. Además, el PMI manufacturero cayó en junio a su nivel más bajo en 37 meses y las ventas de coches se hundieron un 12,1% el mismo mes. Pese a estos preocupantes datos, los inversores se aferran a los acuerdos de la última cumbre europea para dar un voto de confianza. El Ibex cerró en los 7.124 puntos, tras sumar un 0,31%. En el resto de Europa los avances fueron más convincentes. París ganó un 1,36%, Londres, un 1,25%, y Fráncfort, un 1,24%. En el Ibex, los más alcistas fueron Red Eléctrica (+5,32%), Gamesa (+3,62%) y Sacyr (+3,23%). Entre los perdedores, sobresalió ACS (-2,87%), mientras que Repsol (+1,07%) fue el mejor de los grandes. En París, los bancos encabezaban la lista de las subidas. Crédit Agricole se apuntaba un 6,91%, BNP Paribas, un 4,33%, y Société Générale, un 2,93%. Las acciones de Peugeot (-3,90%) fueron las más castigadas.