La semana pasada, con la clasificación de la selección española para la final de la Eurocopa ya se venía venir. El domingo «La Razón» dedicaba su portada a esa selección con un gran titular, «Super España», que incluía el escudo de Superman, y aseguraba que «un triunfo ante Italia podría tener un impacto del 0,7% del PIB en la economía. «La Roja» era capaz poco menos que de solucionar la penosa situación económica, y también los españoles, según la encuesta que ofrecía «La Razón», lo creen así, pues el 84 por ciento de los encuestados «reivindica la filosofía de la Selección como modelo a seguir para salir de la crisis». También el domingo, «Abc», además de la portada, también dedicaba la contraportada, convertidas en banderón español sobre el que se leía: «Todos con España».

Ayer, tras la victoria, era «La Razón» el que dedicaba portada y contraportada a la victoria de la selección española, con un gran titular: «España, España, España». Y en sus páginas llenas de piperpotos, cantidad de melonadas como la que sigue bajo el título «Cortesía en la victoria»: «El Príncipe de Asturias y el presidente de Gobierno vivieron ayer con intensidad, como el resto de los españoles, la memorable final de la Eurocopa en Kiev» Y continuaba diciendo que los aplausos del Borbón y Rajoy no fueron obstáculo «para que el presidente del Ejecutivo, al finalizar el partido, departiera cortésmente con su homólogo italiano, Mario Monti, en el palco de autoridades». ¿Qué tenía que haber hecho, reírse de él?

Y «Abc» titulaba en primera «Invencible España». Páginas repletas de banderas... y una confesión de Isabel San Sebastián, que en su artículo, titulado «Yo soy español, español, español... siempre», aseguraba ser «de las que goza viendo ondear banderas en balcones y plazas», ya se imaginan qué banderas, claro, y que «Resulta reconfortante y a la vez extraño analizar el fervor patriótico que se adueña de nosotros cuando juega la Selección Nacional de fútbol. Reconfortante porque la exhibición de banderas y orgullosas proclamas de españolidad, incluso en lugares como Amurrio, en el País Vasco, paradigma del nacionalismo excluyente, demuestra que en el fondo de este pueblo late un sentimiento unitario, indestructiblemente arraigado en la Historia (...)». Ya, así que, en el fondo, todas somos españolas, ¿no? Y nos quiere hacer tragar la rueda de molino de que en Amurrio celebraron la victoria española como en Torrelodones. Anda ya.