RECORTE EN PRESTACIONES FARMACÉUTICAS
El copago arranca en Nafarroa con desinformación y quejas de usuarios
Las farmacias se hacen cargo de informar a los enfermos en qué consiste el copago en las primeras horas de su aplicación. El Gobierno no ha informado en qué grupo se ubica cada persona, por lo que desconocen si se les está cobrando bien o mal. Las recetas viejas y las nuevas se solapan en las farmacias, que no están actuando igual, debido a las prisas y a errores.
Aritz INTXUSTA | IRUÑEA
El copago -o repago- ha comenzado en Nafarroa con los previsibles problemas. Por el momento, conviven recetas expen- didas antes de reformularse el pago de los medicamentos con otras que ya incluyen los nuevos grupos. Esto complica el trabajo de los farmacéuticos y ralentiza el trabajo, sobre todo, por todas las dudas que han de resolver de los clientes, que siguen sin conocer en qué consiste el copago. Y, encima, la iniciativa se ha puesto en práctica en una de las semanas con más trabajo en las farmacias de Iruñea. La cercanía de Sanfermines genera una mayor afluencia de clientes, debido a la demanda de medicamentos contra los excesos sanfermineros y, sobre todo, por la gente que compra fármacos antes de irse de vacaciones.
La asociación de consumidores Irache fue la primera en presentar una queja por desinformación. Critica la desidia que ha tenido el Ministerio, ya que no se ha molestado en informar a cada ciudadano sobre en qué grupo está. En consecuencia, los usuarios ni siquiera podían saber si les estaban cobrando correctamente o no. Y, por lo tanto, tampoco sabían si guardarse las facturas para reclamar una devolución.
El cambio más evidente -y el más polémico- es que desde el domingo se está cobrando un 10% a todos los pensionistas. Por otro lado, a los que acudieron con receta nueva (tenía que estar expedida antes del día 30) se les cobró ayer según el nuevo canon. En cuanto a quienes llevaron recetas viejas, depende de la farmacia: unas cobran como antes y otras aplican los cambios. En principio, los farmacéuticos debían introducir el nombre de la persona en su base de datos para comprobar a cuál de los cinco grupos pertenece, pero el programa ayer daba fallos y, debido a la gran afluencia, algunos establecimientos desistieron directamente.
Con la llegada del copago, la mayor parte de los trabajadores abonan también un 10% más, es decir, pasan de pagar el 40% al 50% El sobrecoste es bastante pequeño (10, 15 ó 20 céntimos por producto). Esto se debe a que el precio de los fármacos es, por lo general, bajo. Hay que recordar que el copago solo afecta a las personas que acuden con una receta médica. El paracetamol, el omeoprazol, el ibuprofeno y otros medicamentos de uso corriente que la gente compra sin receta siguen estando al precio de antes, es decir, entre uno y dos euros, o incluso menos de un euro. No están financiados, ése es su precio real.
Dos tipos de medicamentos
Normalmente, las medicinas son baratas y cuestan a lo sumo cuatro o cinco euros sin subvención. Esto se consigue gracias a la intervención de las instituciones y la compra masiva de genéricos, que deben ajustarse a un precio determinado. Aun así, sí que existe una gama de medicamentos que son realmente costosos (200 o incluso 400 euros). No obstante, la inmensa mayoría de los medicamentos de elevado precio tienen una subvención distinta. Se les identifica por un punto negro (o cícero) que los cataloga como «de aportación reducida». Esto supone que hay que abonar tan solo un 10% de su precio y, como mucho, 4,13 euros (antes el máximo era de 2,64 euros). Dentro de la aportación reducida se hallan los medicamentos para crónicos más conocidos, como las insulinas, el sintrón, etcétera.
En este aspecto, los más perjudicados son los pensionistas que, por edad, consumen un mayor número de productos de cícero. Y que, por tanto, van a pasar de no pagar nada a abonar este 10% o los 4,13 euros. La elevada tasa de consumo de estas personas hará que prácticamente sean ellos los que asuman el grueso del recorte. En este sentido, cabe recordar que se les han puesto unos límites de 8 y 18 euros algo irreales.
Es difícil encontrar una combinación de medicamentos que lleve a una persona a consumir (pagando un 10%) más de 18 euros al mes, que es el límite que se ha establecido para pensionistas que ganan entre 18.000 y 100.000 euros. Por un lado está el blindaje de los productos con cícero, y por otro el hecho de que hay medicamentos que duran más de un mes. No está claro si se les devolverá el dinero a las personas que sobrepasen esos 18 euros de gasto un mes, pero esa medicación adquirida dure más tiempo.
Para superar este límite de 18 euros, una persona debería ser recetada de un medicamento sin cícero que fuera muy costoso y combinarlo con otros. En este sentido, sí que hay agujeros en el sistema, aunque muy pocos y tampoco especialmente graves. Uno de los más caros sin cícero es Aricept (para el alzheimer): vale 65,25 euros y cada cajetilla costaría a un pensionista 6,5 euros. Un activo que necesita este fármaco pagaba hasta la llegada del copago 26 euros, y desde el domingo son 32. Otros fármacos caros y de aportación normal son Duodart y Urotrol (se usan para la próstata y cuestan unos 40 euros). Estos serían los casos más graves, pero se trataría de incrementos de unos cuatro euros al mes.
Pero las mayores dudas aparecen en las devoluciones. Los farmacéuticos no han sabido informar de qué facturas guardar y dónde entregarlas. Sin embargo, salvo contadas personas que no deben pagar nada y tengan un gasto importante, no tiene demasiado sentido hacer papeleos para cobrar, tres meses después, dos o tres euros.
La consejera de Salud de Nafarroa, Marta Vera, aseguró que la jornada se produjo sin incidencias. Aun así, hubo de reconocer errores en el programa informático que «se están solventando» gracias al trabajo de «un montón de personas». En el caso de que alguien llegue a la farmacia con una receta antigua (las que no indican el código que marca el porcentaje a cobrar), el farmacécutico debe ingresar su nombre en una base de datos en la que se indica el grupo al que pertenece. Es este programa informático el que está fallando, y por este motivo algunas farmacias optaron por seguir con el sistema habitual. La consejera intentó sacudirse las quejas de desinformación, asegurando que habían enviado propaganda a las farmacias. A.I.
La postura de la CAV ante el copago ha sido tomar los beneficios de la reforma y no aplicar las restricciones. Antes solo estaban exentos del pago de medicamentos los pensionistas. Con la llegada del repago, las personas con pensiones no contributivas también están exentas, pero a cambio se ha liberado de los costes a los parados de larga duración. Lakua ha decidido mantener a todos los pensionistas una aportación del 0% e incluir a los parados. Así, 88.401 personas sin prestación por desempleo se suman al grupo que no paga medicinas. En conjunto, a partir de ahora son 700.912 personas las que tienen Tarjeta Individual Sanitaria de Osakidetza y no abonan los medicamentos. Esto viene a suponer un tercio de los usuarios del sistema público de la CAV. Por otro lado, el millón y medio restante paga exactamente como antes, un 40% del precio.
Esta circunstancia va a generar dos situaciones opuestas. Por un lado, habrá gente que acuda a una farmacia de la CAV con tarjetas de otros sistemas de salud. En este caso, si esa persona tiene ya una receta que indique a cuál de los cinco grupos pertenece, se le cobrará igual que en el resto del Estado. Si llega con una receta vieja, se le cobrará como hasta ahora.
Por otro lado, si una persona con tarjeta de Osakidetza decide adquirir los medicamentos en una farmacia de otro lugar, le van a cobrar según el nuevo modelo. Salvo que sea un activo que no llegue a los 18.000 euros, un parado de larga duración o perciba una pensión no contributiva, le van a cobrar un 10% más (o un 20% si gana más de 100.000 euros). Este sobrecoste, si presenta la factura, le podrá ser devuelto por Osakidetza. No está muy claro cómo ha de realizarse el procedimiento. Pero, en la práctica, será muy raro que este 10% sea una cifra significativa salvo en los casos de pensionistas exentos. A.I.