F uera de la sociedad del espectáculo; de la cultura del marketing; del imperio de la mercancía. `Organizar el pesimismo', sugería el grupo surrealista. `Fracasar mejor', avisaba Samuel Beckett. `No tienes la menor oportunidad, pero aprovéchala', nos intimaban desde el movimiento alternativo alemán. En eso estamos. Mientras quede aliento». En esas está Jorge Riechmann (Madrid, 1962), el autor de estas palabras. Muchos le conocen por sus más de treinta libros de ensayo crítico sobre ecología y pensamiento social. Otros, como generoso traductor de dos escritores intempestivos: el poeta Renè Char y el dramaturgo Heiner Müller. Los menos, como el honestísimo poeta que libro tras libro -y ya van más de veinte- se empeña en escarbar con uñas de palabras en la tierra negra de la realidad más inmediata, y a partir de ella, claro, en la verdad más profundamente humana.

«Futuralgia» (Calambur, 2011), recoge su poesía entre 1979 y 2000. Pero en lo que va de aciago siglo ya ha publicado unos cuantos; el último este afilado y bello librito, «Poemas lisiados», editado por una pequeña editorial que merece atención, «La oveja roja». En uno de sus primeros poemas afirma: «Somos / palabra / Eso quiere decir: / puente resuelto en ala». El libro es un contundente alegato pleno de rabia y de ternura contra este capitalismo de tipos de interés y voracidad depredadora; este capitalismo que ha programado para nosotros «odio en la conciencia / miedo en el corazón / y exceso de azúcar en el estómago»; esta »plutocracia nihilista que hoy gobierna nuestro inmundo cuya moral se basa en dos supremos mandatos: Compra bien y Véndete bien». Frente a esto: «Pero tú ya lo sabes: / donde termina el reino de la mercancía / comienza la vida».