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«Necesitamos un Estado propio, más aún en esta coyuntura internacional de crisis»

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Josef Therkildsen
Vicepresidente del sindicato groenlandés SIK

Josef Therkildsen, vicepresidente de la Confederación Nacional de Sindicatos de Groenlandia (Sulinermik Inuussutissarsiuteqartut Kattuffiat, SIK), presente en el reciente congreso de LAB, explicó a GARA la experiencia de la isla más grande del mundo, inmersa en un proceso de autodeterminación que apoya el SIK.

Txente REKONDO | IRUÑEA

En noviembre de 2008, el 75,5% de los groenlandeses votaron en referendo por una vía política que abre el camino hacia la independencia. Desde entonces, el Gobierno local asume el control de las materias primas, algunas todavía sin explotar (oro, diamantes, uranio, gas y petróleo).

El hecho de romper las amarras económicas y políticas tras 300 años de control danés puede permitir al pueblo inuit el desarrollo independiente y, sobre todo, diseñar la viabilidad económica y política de Kalaallit Nunaat (la tierra de los kalaallit, Groenlandia). Uno de los retos gira en torno a la diversificación de la economía, condicionada hasta ahora por la industria pesquera y las subven- ciones danesas, para la que hay un abanico de posibilidades.

La explotación de los recursos minerales desde el respeto y la conservación del medio ambiente, el desarrollo de la industria textil y peletera, la mejora del sector público, el desarrollo turístico o la potencialidad de la exportación y el uso del hielo y el agua son algunos de los retos del futuro. Pero sin olvidar tampoco, como señala Josef Therkildsen, «el importante papel que en ese escenario deben protagonizar los trabajadores», junto al impulso necesario de «la educación y nuestra lengua».

De momento, Kalaallit Nunaat camina hacia su independencia, hacia un futuro que le permita convertirse en un nuevo Estado soberano en el mundo.

¿La colonización de Kalaallit Nunaat alteró significativamente la realidad económica de la isla?

Así es. Antes de la llegada de los primeros misioneros cristianos, la pesca y la caza eran la base de la sociedad, pero con esos primeros colonizadores las cosas cambiaron, y se fue abriendo la puerta a las empresas y al desarrollo de un sistema económico ajeno a la realidad que se vivía. En 1953, nos convirtieron en colonia de Dinamarca y nuestras exportaciones y buena parte de la economía se centraron en ese Estado.

¿Cuáles son las prioridades de un sindicato como SIK?

Compartimos una serie de valores comunes: diálogo, eficiencia, calidad, credibilidad y respeto común. A partir de ahí, defendemos los intereses y derechos de la clase trabajadora de Groenlandia, así como la apuesta decidida por la consecución de un Estado propio. Otro aspecto que consideramos clave es la formación y educación de los trabajadores, como medio para promocionar el crecimiento económico. Y también resaltamos la importancia de la defensa y promoción de nuestra lengua. Sin olvidarnos tampoco de que el desarrollo económico debe ir unido al respeto hacia el medio ambiente.

En estos momentos, en un mundo globalizado y con Europa sumida en la llamada crisis financiera y económica, Groenlandia deberá afrontar también algunos peligros y obstáculos...

Debemos permanecer atentos ante una peligrosa sobreexplotación incontrolada de los recursos naturales, ante una avalancha de proyectos mineros, donde además se prioricen los intereses económicos y extranjeros, dejando de lado la salvaguarda del medio ambiente, y que de esa forma se acabe marginando a la población local de la toma de decisiones.

¿Cuál es la apuesta del SIK ante esta situación?

Es clave el ejercicio del derecho de autodeterminación del pueblo inuit desde un punto de vista de izquierdas y progresista. Vemos cómo en la actualidad los procesos de autodeterminación no son casos aislados (Sudán del Sur o el referendo escocés lo demuestran), y la lucha por la autodeterminación de los pueblos está en alza frente a la crisis cada vez más manifiesta de los actuales estados-nación. Desde la perspectiva sindical creemos que la emancipación de la clase trabajadora es un auténtico proceso de liberación y que las luchas de liberación nacional deben ser también sociales. La clase obrera bebe ser el motor de la transformación política y social.

Entonces, es necesario constituirse en Estado para afrontar esa realidad...

Por supuesto, en esta coyuntura internacional un Estado propio es necesario como garantía de la soberanía. No creo que seamos ni más ni menos que otros estados, pero es necesario equipararnos a ellos para estar en igualdad de condiciones de partida. Y, sobre todo, es un instrumento necesario también para hacer frente a la actual crisis.

¿Qué relaciones internacionales mantienen su país y su sindicato?

Las relaciones y contratos se realizan con todos los países que podemos. En el ámbito sindical mantenemos muy buenas relaciones con los sindicatos de la región, como Suecia o Dinamarca, así como los de otras naciones sin Estado europeas, como es el caso de LAB.

El futuro de Kalaallit Nunaat también presenta grandes oportunidades para el pueblo inuit...

Evidentemente, tenemos la oportunidad de crear una nación con Estado propio en Europa, así como crear empleo y desarrollar la educación para el pueblo inuit. En ese contexto, entendemos que es necesario además utilizar la economía y sus potencialidades para el desarrollo de la sociedad y para que la toma de decisiones políticas, económicas y sociales esté en manos de la población y no en la de determinados grupos de interés locales o extranjeros.

¿No existe el temor a que las compañías extranjeras aprovechen la coyuntura para expoliar la isla?

Por eso es necesario que seamos nosotros los que controlemos el desembarco de esas compañías y velemos por los derechos e intereses de la clase trabajadora. Sabemos que la crisis está teniendo consecuencias mundiales y algunos, en el futuro, pueden intentar aprovechar la coyuntura para rentabilizar sus propios intereses. Desde el SIK nos oponemos al uso de esa situación para mermar nuestros derechos sociales o políticos.

 
clave

«El ejercicio del derecho de autodeterminación del pueblo inuit desde un punto de vista de izquierdas y progresista es clave»