La Policía alemana informó ayer del hallazgo de cinco cadáveres en una vivienda de la localidad de Karlsruhe, en el sur de Alemania, cuyo propietario tomó varios rehenes cuando iba a ser desahuciado. Los cuatro fallecidos son el procurador que iba a ejecutar el desahucio, el cerrajero que le acompañaba, el nuevo propietario del inmueble y la anterior dueña, que era además la pareja del autor de los disparos.

El portavoz de la policía local, Roland Lay, explicó horas después de los hechos que el hombre que cometió los hechos no tenía antecedentes por violencia o agresiones. No obstante, recalcó que estaba «fuertemente armado» y que todo apunta a que había planeado su acción.

A las 06.00 (08.00 GMT) el hombre, de 49 años y aficionado a la caza, hizo pasar a las cinco personas al salón y en un momento se retiró a una habitación para reaparecer con una pistola, según la Policía.

A continuación, le disparó dos tiros al procurador en la pierna por no acceder a sentarse en el sofá y obligó al cerrajero a maniatar al herido y al nuevo propietario con unos cables. La policía cree que el cerrajero trató entonces, durante un descuido, de sustraerle el arma, pero el inquilino le disparó cinco tiros.

El autor de los disparos dejó ir al trabajador social -único superviviente y testigo de lo ocurrido- para que alertase a la Policía sobre su plan tras mostrarle lo «bien armado» que estaba -la Policía dijo haber encontrado en la vivienda dos pistolas, una escopeta de cartuchos, dos granadas y abundante munición-. El trabajador social explicó que, nada más salir del domicilio, escuchó cinco tiros.

Una unidad del Comando de Operaciones Especiales asaltó a mediodía el domicilios, donde descubrió que los cuatro retenidos habían sido ejecutados de un tiro en la cabeza -salvo la mujer, que recibió un impacto en el pecho- y que el hombre se había disparado en la cabeza.