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Juantxo Goien, A. Barbarin, D. Mendoza, B. Egillor Representantes de LAB en la Mesa del Metal de Nafarroa

La barricada a la reforma ahora está en los convenios sectoriales

El envalentonamiento de la patronal está motivado por la unilateralidad que la reforma laboral le concede, y debido a las concesiones en acuerdos suscritos en Madrid con UGT y CCOO

El ciclo de reformas no ha hecho más que empezar. Sus efectos van a transformar la sociedad en su totalidad. En el ámbito laboral, esta transformación nos quiere llevar a mayores cuotas de desempleo y precariedad, dando mayor capacidad a la patronal para unilateralmente imponer las condiciones a los y las trabajadoras. Esa es la solución que quiere imponer el capital a un problema que él mismo ha creado.

Para LAB es prioritario crear cortafuegos reales y eficaces que limiten la entrada de estas reformas en Euskal Herria, cortafuegos que frenen la capacidad de imposición que Rajoy y Zapatero han regalado a la patronal. Para ello, blindar el derecho que todos los trabajadores y todas las trabajadoras tienen a la negociación colectiva, blindar los convenios provinciales frente a los estatales negociados a la baja en Madrid es imprescindible, si no queremos que el ciclo de reformas se lleve por delante los derechos que tanto sudor ha costado conseguir.

Dentro de este contexto, es sabida la relevancia que siempre ha tenido el convenio del Metal en Nafarroa. Se trata de un convenio sectorial por el que se ven afectados un número muy importante de trabajadores y trabajadoras; pero además, en muchas ocasiones, ha servido para marcar las pautas de la negociación colectiva en el herrialde.

La última reunión de la mesa del sector del Metal, que en un principio debía servir para dar respuesta a las distintas plataformas presentadas por los sindicatos, ha sido aprovechada por la patronal para dar cuenta de sus pretensiones a través de una «plataforma» que desde LAB no podemos sino calificar de absolutamente salvaje. Hemos constatado que la patronal se encuentra totalmente envalentonada y por ese motivo se permite hacer planteamientos de este tipo.

A nuestro entender, el envalentonamiento de la patronal está motivado, por un lado, por la capacidad de actuación unilateral que la reforma laboral le concede si no se logra acuerdo en numerosos aspectos (ultractividad, flexibilidad, inaplicación del convenio, etcétera), pero también debido a las concesiones que se han hecho a través de distintos acuerdos suscritos en Madrid con UGT y CCOO, y que han sido trasladados a Nafarroa a través del acuerdo con la CEN del 4 de junio. Los acuerdos a los que la patronal hace referencia de forma continua son, por un lado, el AENC (II Acuerdo para el Empleo y la Negociación colectiva), donde se recogen aspectos como la pérdida de poder adquisitivo con subidas pírricas muy por debajo del IPC, ligar los salarios a la productividad, el aumento de la flexibilidad del 5% al 10% y 40 horas de bolsa, incluso poder aumentarla más allá de este porcentaje, entre otros. Para ello, valida en su totalidad el Acuerdo Estatal de Estructura de la Negociación colectiva del Metal, que precede al todavía inexistente Convenio Estatal del Metal, pero que se hace con el objetivo de vaciar el contenido del Convenio de Nafarroa en dieciocho materias.

Es en este contexto donde la patronal se permite presentar la pretensión de un convenio a tres años con congelación salarial para los dos primeros y el tercero vinculado al PIB, la capacidad de las empresas de establecer conceptos salariales variables en relación a la flexibilidad, absentismo, etcétera; congelación de la jornada para los tres años y la capacidad para negociar en las empresas una jornada anual hasta 40 horas más por encima del convenio sectorial; recorte en derechos logrados durante años en cuestiones de IT, licencias y permisos.

Desde LAB creemos que se hace necesario bajarle los humos a la patronal. Es imprescindible la movilización para lograr situar la negociación en torno a los objetivos de neutralizar los efectos más perniciosos de la reforma: blindaje frente al Convenio estatal, impedir que en las empresas se negocie por debajo del sectorial, ultractividad, no al arbitraje obligatorio. Para ello, UGT y CCOO del Metal deberían dejar de lado cualquier postura conciliadora con una patronal que viene a por todas y buscar espacios de encuentro con el resto de sindicatos presentes en la mesa, abandonando posturas excluyentes.

Cuando el marco legal permite tal desequilibrio en las relaciones laborales, la lucha y la confrontación se presentan como una imperiosa necesidad si se quiere actuar con verdadera responsabilidad a la hora de disputar terreno a los empresarios. Lo contrario sería un claro ejercicio de sumisión.

Aquí, en Nafarroa, existen condiciones objetivas para neutralizar la reforma laboral, ya que contamos con instrumentos legales. Para ello la patronal debería mostrar voluntad de acuerdo. Pero lo más importante es que contamos con una clase trabajadora dispuesta a hacerle frente, tal y como se demostró en la huelga general del 29 de marzo. De lo contrario, las expectativas de muchos trabajadores y trabajadoras se verán frustradas.

El Convenio del Metal es una buena oportunidad para abrir huella al resto de convenios. No dejemos pasarla por alto.

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