Tour 2012 El equipo inglés se ha convertido en el patrón de la carrera en su tercera temporada en el pelotón
Sky busca un éxito programado
Cuando se anunció el 26 de febrero de 2009 que iba a salir el equipo el año siguiente, se marcó como claro objetivo «crear el primer ganador británico del Tour en cinco años». Para ello recurrieron al galés Dave Brailsford, artífice de los ocho oros en pista en Pekín'08.
Joseba ITURRIA
El 26 de febrero 2009 un representante de la cadena de televisión Sky anunció la decisión de la empresa de financiar con 30 millones de libras (37,6 millones de euros) en cuatro años un equipo profesional de carretera. Se presentó ese día como manager general a Dave Brailsford, director técnico de la Federación Británica y artífice de los éxitos de los ingleses en la pista, con catorce medallas, ocho de oro en Pekín 2008, que llevaron a la Reina Isabel II a concederle el título de Comandante de la Orden del Imperio Británico.
En ese anuncio trasmitieron que «el Team Sky se basará en los principios que hacen que los corredores británicos tengan un éxito constante en la pista para crear al primer ganador británico del Tour en cinco años».
En aquellos instantes aquel mensaje parecía una ocurrencia, porque en el Tour del 2008 David Millar había sido el mejor en el puesto 65 a dos horas de Sastre. Chris Froome se clasificó el 81º a 2.22 y la mejor plaza de Bradley Wiggins en las cuatro grandes que había disputado era un 123. Los mejores puestos en un Tour eran un cuarto de Robert Millar en 1984 y un sexto de Tom Simpson en 1962, cuando se convirtió en el primero en vestir de amarillo, un día.
Desde ese instante solo habían vestido el amarillo rodadores como Chris Boardman (seis días entre 1994, 1997 y 1998), Sean Yates (un día en 1994) y David Millar (tres días en el 2000).
Un nombre en la cabeza
Pero cuando ese mes de febrero de 2009 se planteó ese objetivo que parecía inalcanzable, Brailsford ya había empezado meses antes a desarrollar su programación, e incluso tenía un hombre en la cabeza para cumplir ese objetivo. Había trabajado con Wiggins en la pista durante nueve años y fue uno de los hombres que más influencia tuvo a la hora de convencerle para iniciar su metamorfosis.
Había ganado todo lo que podía ganar en la pista con seis medallas olímpicas repartidas en tres Juegos (tres oros, una plata y dos bronces) y cinco campeonatos del mundo de persecución. En 2008 ganó en todos los objetivos marcados y decidió abandonar la pista y trabajar para convertirse en un corredor de grandes vueltas.
A pesar de que en 2009 corría en el Garmin, Brailsford siguió su evolución con un plan que se basaba en hacerle perder peso. En Pekín pesaba 82 kilos y en el Tour del año siguiente fue cuarto con 74, que ha rebajado hasta los 71 que pesa en la actualidad. No ha perdido su potencia y eso se ha traducido en una gran mejoría en la alta montaña con una preparación que se cuida hasta el último detalle y se da gran importancia a la fisiología.
Esa progresión permitió a Wiggins ser cuarto del Tour y a final de año rescindió su contrato con el Garmin y firmó por el Sky para las cuatro temporadas en las que tenía asegurado su patrocinio. Brailsford ya tenía el líder con el que iba a conseguir su objetivo en el plazo marcado de cinco años. En el primero ni él ni el equipo respondieron a lo esperado, en el segundo se cayó en la séptima etapa y tuvo que abandonar con una fractura de clavícula tras ganar la Dauphiné, y en la Vuelta acabó tercero detrás de Cobo y Froome, que se quedó sin poder ganar la carrera porque la elección de Wiggins como líder era inalterable.
Nada en el Sky se sale del plan previsto y se ha buscado rodear a Wiggins de los mejores gregarios para lograr su objetivo. Los periodistas le preguntaron a Froome tras ganar y demostrar que era el más fuerte en la primera llegada en alto si no pensaba en disputar la victoria y respondió que «no. El plan está claro desde el inicio, Bradley es el líder. Puedo pensar en eso en el futuro, en otra carrera o en el Tour, pero no este año».
A pesar de que esa táctica le hizo al equipo perder la Vuelta, Brailsford no se sale del guión marcado en el invierno de 2008. El proyecto Sky está programado para ganar el Tour con un inglés, pero con uno muy concreto, Bradley Wiggins. Por eso en la confección del equipo para el Tour Mark Cavendish vio que su fiel escudero Eisel era el único que tenía sitio y en la etapa del sábado se olvidó de disputar el maillot verde y se dedicó a subir bidones. Todos tienen claro su papel, su trabajo y en dos semanas se comprobará si la programación culmina con el éxito.
El Sky se gesta en 2009 con la idea de trasladar a la ruta las mismas claves que llevaban a los ingleses a dominar en la pista y, aunque estaba en Garmin y no había sido cuarto aún en el Tour, ya pensaban en él para su gran objetivo.
La exhibición del Sky en la Dauphiné y en el primer final en alto motivó que se comparara al equipo inglés con el US Postal de Armstrong justo cuando se ha difundido que sus integrantes han reconocido que corrían dopados. Sky y Wiggins se han distinguido siempre por presentarse como defensores de un ciclismo limpio y cuando le preguntaron por las múltiples comparaciones que se hacen en las redes sociales respondió en la rueda de prensa de ayer que «son gilipollas de mierda. Yo no soporto a la gente por el estilo. Eso explica su propia pereza, porque no pueden pensar en involucrarse en nada en sus propias vidas. Es fácil para ellos sentarse detrás de un seudónimo en Twitter y escribir su mierda en vez de levantar el culo e ir a trabajar duro para hacer algo». Dijo que no iba a responder más preguntas de ese estilo.
El inglés repitió que «la clave ha sido perder peso. En los Juegos de Pekín pesaba 82 kilos y ahora 71. Eso se hace con entrenamiento y trabajo. Y también dejando la bebida. Antes yo era casi un alcohólico». Reconoció que sueña con ganar el Tour y que para ello «no se puede dejar de trabajar».
Se mostró optimista ante la crono de hoy y sorprendido por la dureza de la etapa de ayer: «Fue mucho más difícil de lo que esperaba y me sorprendió otra vez el tamaño del grupo en el último puerto. Pero yo estaba allí de nuevo con Froome y fue otro buen día para el equipo». Joseba ITURRIA