Raimundo Fitero
Pulseras rojas
Ya enemos un tema televisivo del que hablar con admiración. Una serie con muchos datos biográficos de Albert Espinosa, que triunfó en la televisión catalana y que se ha doblado al español para su emisión en Antena 3, «Pulseras rojas», que trata de algo tan poco veraniego como es la vida en un hospital de niños con problemas de cáncer., pero que en su presentación la noche del lunes marcó una audiencia considerable, lo que le augura un futuro magnífico. Albert Espinosa sufrió cáncer de niño, perdió una pierna, y de esa desgracia inicial ha hecho un canto a la vida en forma de novelas, obras de teatro, guiones de cine y ahora una exitosa serie de televisión donde se vierte su gran sensibilidad hacia un tema tan delicado, que afronta con una crueldad amorosa, es decir sin hurtar la realidad, ni las emociones, pero sin entrar en nada de sensiblería.
Así la hemos percibido en su primera entrega, nos descolocó algo el doblaje, mejor cuando eran los propios actores o actrices quienes se traspasaban al idioma de llegada que cuando eran otros, aunque fueran voces más técnicas y ajustadas. Es de una factura muy cuidada, los guiones juegan con el protagonismo de los niños, pero sobre todo, de las circunstancias que los rodean, de los padres, del propio enclave hospitalario, con sus lenguajes y sus convenciones. Dicen que Spielberg se emocionó con la serie y va a hacer su propia versión. No es de extrañar. Crea un mundo real, pero lo convierte en una ficción muy bien estructurada. Promete. Es de obligado visionado familiar por lo que trata y como lo trata.
Lo contrario de «Todo el mundo es bueno», que está en caída libre, porque es malo de solemnidad, uno de esos productos fallidos de principio a fin. Es uno de los peores programas que actualmente se emiten, y casi nadie sabe de qué va exactamente. Las bromas soeces de Corbacho suenan a trasnochadas, fuera de cacho, de siglo, además de reiterativas y cansinas. El aire friki de los peores concursantes está muy visto y aquí muy mal aprovechado. La presencia de Pilar Rubio no logra levantar el ánimo, ni el suyo, ni el de los participantes, ni aporta absolutamente nada al programa.