La formación soberanista denunció que PNV y PP, «la derecha vasca y española, con el apoyo servil del PSE» están diseñando una entidad que «no se dedicará a dar crédito al consumo responsable, ni a la inversión productiva o a cualquier tipo de bien social», sino que se centrarán «como han dejado ver en sus proyectos expansionistas, en la especulación y en el beneficio a corto plazo». En este sentido, en una rueda de prensa ofrecida por Joseba Permach (izquierda abertzale), Ainhoa Beola (Aralar), Iñaki Ostolaza (EA) y Oskar Matute (Alternatiba), Bildu recordó el intento de compra de «entidades ruinosas» como Caja Castilla La Mancha y Caja Mediterránea, la compra de Cajasur y el intento ahora de adquirir Caixacatalunya.

La coalición afirmó que la situación del sistema financiero vasco es «alarmante» y añadió que lo es «en buena medida por la Ley Vasca de Cajas negociada entre PNV y PP y secundada por el PSE». Este acuerdo ha supuesto en palabras de Bildu, «garantizarse el reparto de poder en Kutxabank y negar la pluralidad vasca en sus órganos de control, evitando la entrada de Bildu en los mismos».

Fin de la Obra Social

En opinión de Bildu la conversión de las cajas en fundaciones, que figura en el artículo 1 de los nuevos estatutos, según informó Permach, «supondría el abandono de su objetivo fundacional y abriría la vía para la desaparición de la Obra Social y a la privatización».

Esta coalición mantiene que las fundaciones no serían entidades financieras y «carecerían de licencia bancaria de manera irreversible». Y añade que, como fundaciones, «tampoco podrían tener todas las acciones de Kutxabank, que saldría a bolsa», dando lugar a «la entrada masiva de capital privado».

En contraposición a esto, Bildu reivindicó «una banca pública al servicio de la ciudadanía y de la planificación social y económica» y destacó que «necesitamos un sistema financiero público, transparente y democrático, que se adecúe al tamaño y tejido empresarial y social de nuestro país».

Según declaró ayer Bildu, Kutxabank debe trascender «el rol de banca comercial» y pasar a ser «una banca de inversión que facilite la inversión productiva, que conceda préstamos adecuados a las prioridades de una economía del cuidado, que fomente la creación de empleo de calidad, la lucha contra el cambio climático y que apoye la soberanía alimentaria y el consumo de los sectores más vulnerables».