Los máximos responsables de la Hacienda de Gipuzkoa hicieron ayer balance de la Campaña de la Renta y Patrimonio del pasado ejercicio, que calificaron de exitosa. Los datos que ofrecieron son acreedores de tal valoración, sobresaliendo entre todos ellos los 17,6 millones de euros que se han ingresado por encima de lo previsto. En un contexto económico muy complicado -el FMI anunció ayer mismo que la recesión del Estado español durará al menos dos años-, no es de extrañar que Helena Franco y Xabier Olano se mostraran satisfechos en su comparecencia.

Sin duda, estos números son de gran importancia para el Ejecutivo foral, pues llegan en un momento en que su labor está siendo duramente fiscalizada por PNV, PSE y PP, que protagonizan una insistente labor de zapa contra Bildu. Precisamente, desde que la coalición abertzale se hizo con las riendas de la Diputación, una de las máximas de la oposición ha sido la de poner en duda su capacidad de gestión. Sin embargo, los datos de la campaña de 2011 refutan esas acusaciones y, lo que es más importante, ponen de relieve que es posible un modelo de gestión diferente al que durante décadas se ha llevado a cabo en las instituciones. A este respecto, el hecho de que 6,5 de los 17,5 millones no previstos que se han ingresado en las arcas públicas provengan del recuperado Impuesto de Patrimonio, refuerza la apuesta del Gobierno guipuzcoano y le pone en situación de implantar nuevas medidas, como el nuevo Impuesto sobre Grandes Fortunas, cuyos detalles se darán a conocer el próximo mes de setiembre.

Uno de los retos que se impuso Bildu al hacerse cargo de la Diputación era demostrar que hay alternativa al modelo fiscal que había imperado hasta entonces, que hacía que todo el esfuerzo recayera sobre la clase trabajadora. Los resultados indican que esa alternativa existe, y que hay margen para seguir profundizando en ella hasta alcanzar un modelo justo, realmente progresivo y que responda a los intereses de la mayoría.