En el colofón de la carrera del mítico Telmo Zarra, el Atlético de Ceuta trató de ficharle tras su paso por la SD Indautxu, pero el hijo del ferroviario de Asua declinó la oferta y acabó sus días como futbolista en el Barakaldo. Sí llegó a jugar el tierras norteafricanas, aunque fugazmente, otra leyenda rojiblanca, el gran Rafa Iriondo, quien mientras cumplía con el obligado servicio militar en África y pocos meses antes de fichar por el Athletic, aprovechó para disputar cinco partidos amistosos con el histórico Atlético Tetuán, club que en la temporada 1951-52 llegó a militar en Primera División.

Los leones visitan esta noche la sugerente Casablanca, la misma ciudad y el mismo estadio que ya pisaron no hace tanto, en 2008, cuando se alzaron con la primera y única edición de la que se llamó Marocco Summer Cup. A las órdenes de Joaquín Caparrós, se impusieron en su semifinal al FAR Rabat en los penaltis tras un 1-1, con gol de Llorente. Luego, ganaron la final.

Pero la historia que liga al Athletic y al Norte de África data de mucho antes, en concreto, de 1945, año en el que justo antes de comenzar la temporada, el club bilbaino, en la cresta de la ola del fútbol estatal, se desplazó hasta aquellas latitudes para disputar varios partidos, y todo en olor de multitudes.

Allí se presentó el propio Iriondo, junto a los Lezama, Zarra, Gainza, Panizo, Bertol y demás, invitados por el Alto Comisariado español en Marruecos, en pleno régimen franquista, a fin de que «el Protectorado Español conociera al equipo campeón de campeones y así poner en contacto a pueblos geográficamente tan alejados como el vascongado y el marroquí, identificados, por otra parte, en un ideal común».

Huéspedes de Honor de Larache

Partieron el 5 de setiembre en autobús desde Bilbo rumbo a Algeciras y no regresaron hasta tres semanas después. Una odisea que incluyó la disputa de cuatro partidos, incluido uno contra un destacamento de Regulares marroquíes. Precisamente un buen número de ellos desfiló en su honor en el primer partido de la gira, ante el Deportivo Larache, ciudad en la que el equipo fue nombrado Huésped de Honor. Los rojiblancos se impusieron por 4-2. En el siguiente choque, ante el Automovilismo Tetuán, volvieron a ganar 3-1, con dos goles de Zarra, que se da la circunstancia jugó un tiempo con cada equipo. El último partido en Ceuta se saldó también con victoria por 4-2.

La experiencia fue inolvidable, larga y dura, pero la comitiva fue en todo momento agasajada y los jugadores recibidos como los héroes que eran en aquella época. Tras un cuarto amistoso a la vuelta en Córdoba, la plantilla viajó a Chamartín para empezar la Liga con un empate ante el Madrid.

Aquella aventura norteafricana no tardaría en repetirse, aunque esta vez en partido oficial. Fue contra el Atlético Tetuán, en febrero de 1952, recién ascendido a Primera y que a la postre quedó último clasificado y volvió a bajar. Aquella visita se saldó con un 1-2 para los bilbainos que entrenaba José Iragorri, con goles de Gainza y Garate; en la primera vuelta, en San Mamés, ya habían ganado por 3-1, con tantos de Venancio (2) y Zarra.

Se da la circunstancia de que el Atlético Tetuán, fundado en 1922, viste camiseta rojiblanca, ya que su alma máter fue un militar español exjugador del Atlético de Madrid. Sin embargo, su escudo original era un calco del del Athletic de Bilbao, seguramente porque entre los vocales de su primera directiva se encontraba un vizcaino, José Bacigalupe, que influyó en ello.

Aquellos apuros ante el Melilla

Hubo que esperar unos cuantos años antes de que el Athletic arribara de nuevo a un campo norteafricano, otra vez en competición oficial. En esta ocasión fue en la de Copa, en 1999, cuando en la primera ronda a los leones del por entonces técnico Luis Fernández les tocó en suerte al Melilla.

En la ida, ante numeroso público, los melillenses estuvieron a punto de dar la sorpresa, tras ir ganando por dos goles y ver cómo al final un tanto de Urzaiz y otro de penalti de Carlos García empataban el choque. San Mamés se volcó en la vuelta y aun así sufrió como nunca. En el minuto 49 de partido, los visitantes ganaban 0-2. Por fortuna para los locales, en apenas trece minutos, dos dianas de Joseba Etxeberria y otra más de Ismael Urzaiz impidieron que la sorpresa saltara en La Catedral.