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Udate

«¿No te gusta el jazz? ¡ven al Festival de Gasteiz!»

Puntual a su cita anual, ayer echó a andar el Festival de Jazz de Gasteiz, ya en su edición número 36. Acompañados de Iñaki Añúa, director del certamen, hacemos un repaso al tremendo cartel de esta semana.

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Texto: Alvaro HILARIO  Fotografías: Juanan RUIZ / ARGAZKI PRESS

La 36 edición del Festival de Jazz de Gasteiz ya está en marcha. El saxo bilbotarra Gorka Benítez, en el Teatro Principal, y el gospel de Sweet Honey in the Rock, en el polideportivo de Mendizorrotza, abrieron las hostilidades. Quedan por delante cinco días llenos de emociones apadrinadas por los regresos a Euskal Herria de Sonny Rollins y Pat Metheny.

Iñaki Añúa, apasionado del jazz y director del festival, nos desmenuza el «programón» que se nos viene encima. También nos habla de los criterios empleados para elaborar el mismo y para gestionar el propio evento. Un festival que llega precedido por una sorpresa: la coincidencia de fechas entre las presentes ediciones del festival de Gasteiz y el vecino de Donostia (a partir del jueves, se solapan), algo que extraña, cuando menos, por la falta de coordinación entre dos eventos tan importantes en Euskal Herria.

Sonny Rollins (Nueva York, 1930) es, además de una de las grandes leyendas del jazz, una espléndida realidad. Considerado uno de los ases del póker de saxos tenores junto a Lester Young, Coleman Hawkins y John Coltrane, será quien ponga la guinda (sábado, 21.oo, Mendizorrotza) a esta 36 edición ya en marcha del Festival de Gasteiz.

«A pesar de tener 81 años, Sonny Rollins está en un estado de forma impresionante, como no ha estado nunca. El viernes, estuvo actuando en Peruggia; le pregunté a Carlo Pagnotta, director del festival, cómo había estado Rollins y me contestó: `El Coloso, increíble'». No en vano, Sonny Rollins ha sido galardonado con tres Coronas (mejor músico, mejor disco y mejor saxo tenor) en la 60 edición de los premios que concede la revista estadounidense «Down Beat»: «Los críticos no tienen demasiado corazón; no se fijan en lo que hemos disfrutado con los músicos durante décadas; votan sobre lo que cada músico está haciendo en este momento», señala Añúa.

Otra de las grandes figuras que vuelve a Euskal Herria, es el guitarrista Pat Metheny. Frente a quienes achacan a este certamen la repetición de las figuras que pasan por él, Iñaki Añúa es de los que opina que es una suerte tener a Pat Metheny una vez más en cartel: «En octubre, estuve con Pat en Bilbo: siempre que un amigo viene a tocar cerca voy a verle, a charlar con él. Me hablaba con mucha excitación al explicar lo que él cree que puede dar de sí la Unity Band; ha estado muchas veces, pero no con este proyecto, que es distinto, suena diferente y no tiene nada que ver con lo anterior. Y estamos hablando de unos de los mejores guitarriasta de los últimos 30 años. Es como si la ABAO hubiese tenido a Pavarotti todos los años haciendo siempre una ópera diferente».

En opinión de Iñaki Añúa, programar a estos monstruos de la música contemporánea no supone conformismo por parte del festival. Añade, además, que acostumbramos a olvidar otra de las patas del banco, «El jazz del siglo XXI», sección nacida en 1990: «LLevamos 23 añoscon este ciclo, con los conciertos del Teatro Principal. No quiero presumir de ojo clínico, pero la cantidad de músicos increíbles, con talento que han estado tocando en `El jazz del siglo XXI' es tremenda. Este año, en el cartel de Mendizorroza, está Esperanza Spalding, que debutó en `El jazz del siglo XXI' hace cinco años. Era una desconocida y ahora es una estrella, viene al escenario principal», dice, lleno de satisfacción.

La labor del programador

The Bad Plus, dos veces presente en la sección del Principal, también ha dado el salto a la pista central: «Es lo más iconoclasta que se puede encontrar en el panorama del jazz. No solo hay que programar grandes nombres, hay que poner combinaciones interesantes. El encuentro que se puede dar entre Joshua Redman y The Bad Plus está llamando la atención de todo el mundo, porque no es una situación normal, como pudiera ser la de Joe Lovano con Dave Douglas».

La apuesta de Iñaki Añúa y el festival de jazz gasteiztarra está marcada, apunta, por la pasión, por la novedad: «En la votación de los críticos para `Down Beat' el mejor trompetista, no figura emergente, el mejor trompeta es, Ambrose Akinmusire (también presente en Gasteiz). El contrabajista que trae Metheny, Ben Williams, estuvo en Gasteiz el año pasado, y ha sido elegido como el mejor artista emergente. Creo que, ahora que las discográficas no pueden dedicarse a lanzar músicos, somos nosotros, los festivales, los que tenemos que dar a conocer a gente con talento, y hay muchísima gente con talento».

Otro de los nuevos nombres de esta «cantera» del festival es Ibrahim Maalouf. «Ibrahim, es sobrino del escritor Amin Maalouf, que ganó el príncipe de Asturias el año 2010; su padre es trompeta, su madre pianista. Es una familia cultísima que se trasladó a París huyendo de la guerra del Líbano. Sting le ha llamado para hacer una banda sonora con él... no es conocido, pero está en Siglo XXI. Es una sección que hacemos a fondo pérdido, como inversión. Las entradas están a 12 o 13 euros; está claro que con esto no financiamos la sección, pero me da lo mismo: necesito dar a conocer a ciertos músicos.

«Para mí Ambrose es el futuro del jazz -agrega Añúa-. Cuando escuché su primer disco, `Blue Note', sentí lo mismo que hace treinta años, cuando escuché el primero de Wynton Marsalis en CBS. Han pasado tres décadas y la emoción de escuchar una voz nueva, un tío que está haciendo algo nuevo, especial, distinto y esta marcando un camino no tiene precio. Se me pone una sonrisa de oreja a oreja cuando pienso en el futuro del jazz y pienso en él», afirma rotundo este apasionadopor el jazz.

Cuenta Iñaki que, hace unas semanas, estuvo en un programa de radio hablando de música, de improvisación, algo tradicionalmente ligado al jazz: «La improvisación existe ya desde el barroco. Ahí tienes, sin ir más lejos, la tocata y los preludios que eran improvisados. Eran improvisación hasta Bach, ya que los demás músicos comprendieron que, en ese orden de cosas, no iban a poder escribir nada mejor».

En esto pensaría Cortázar cuando escribió que el jazz es «una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues». Por la misma senda transita Añúa: «En el jazz hay una magia especial porque el público se da cuenta que el músico que tiene delante no solo está interpretando: también está improvisando, está creando; eso hace que esa corriente que tiene que haber entre el artista y el público se establezca en el jazz de una forma más rápida e intensa que en otros tipos de música, eso es así».

Por eso mismo no entiende el director del Festival de jazz de Gasteiz que haya gente a la que no le gusta la música por excelencia del siglo XX: «Por eso digo, `¿Que no te gusta el jazz? Por favor, ven al festival'. Te libras de los prejuicios y fijo que te engancha. No es una boutade: el jazz crea adicción».

Reforzando lo dicho, cuenta también que hubo un tiempo en los que había tiempo y dinero para hacer estudios respecto al trabajo que realizan: «Hicimos una encuesta a la gente que iba a Mendizorrotza para conocer la frecuencia con que acudían a este evento, desde cuando lo conocían, etcétera. El resultado de la misma era que las personas que acudían al festival lo habían hecho una media de ocho veces. El ambiente también engancha».

Las grandes citas de Mendizorrotza

Aunque son dos los escenarios oficiales -el polideportivo de Mendizorrotza y el Teatro Principal- también la calle acoge parte de la programación. En Mendizorrotza se celebran los grandes conciertos ofrecidos por músicos y combos contrastados. El Teatro Principal, por su parte, da cobijo a la sección Jazz del siglo XXI y las calles ofrecen espectáculos de marching band.

Después del recital ofrecido por el quinteto de gospel Sweet Honey in the Rock, Mendizorrotza aún debe atender a cinco citas más: hoy, 21.00 (todos los espectáculos de Mendizorrotza tienen el mismo horario), actuarán Stefano Bollani Trio y Joe Lovano & Dave Douglas Quintet. El saxo Lovano y el trompeta Douglas encabezan un quinteto, cuyo nombre, «Sound Prints» es un homenaje a Wayne Shotter y su tema «Footprints».

El miércoles también viene acompañado de emociones fuertes: The soul Rebels y Joshua Redman & Bad Plus. Redman, admirador de Coltrane, estará junto a The Bad Plus, uno de los mejores grupos de jazz contemporáneo. Se formó en el año 2000 y debutó en el Siglo XXI en 2003 situándose desde entonces a la vanguardia del jazz.

El jueves será otro de los días donde el jazz se expande más allá de los tópicos y prejuicios: Esperanza Spalding y Gilberto Gil. Esperanza, ya presente en Jazz del siglo XXI, nació en Portland en 1984. Está considerada como un prodigio del contrabajo y también una gran cantante. El año pasado se convirtió en la primera música de jazz que recibió un Grammy a la mejor artista emergente. El exministro de Cultura brasileiro y una de las cabezas del movimiento tribalista Gilberto Gil tiene una carrera jalonada con más de 65 discos grabados, 7 Grammys y más de cuatro millones de discos vendidos.

El viernes tendremos a Fred Hersch trio, un gran pianista, y a Pat Matheny con su nuevo proyecto, la Unity Band. Sonny Rollins, «el Coloso», cerrará el festival el sábado. A.H.

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