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CRíTICA: «Lobos de Arga»

Haberlos, haylos

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Mikel INSAUSTI

Hay películas que ya te caen bien de entrada, porque el cine de terror de serie «B» hecho en base a leyendas populares gallegas sobre licantropía siempre ha funcionado muy bien, desde que Pedro Olea lanzase su desmitificadora «El bosque del lobo» hasta la más reciente «Romasanta», realizada por Paco Plaza. Pero faltaba representar a los «lobisomes» en clave de comedia, y de ello se encarga con acierto en su tercer largometraje Juan Martínez Moreno. La diversión está más que garantizada, y prueba de ello es el Premio del Público que se llevó en Donostia, dentro de la Semana de Cine Fantástico y de Terror.

El reparto se beneficia de un grupo de humoristas, todos ellos estupendos, pero de muy diferentes registros. Lo variado de las caracterizaciones ayuda a crear la necesaria tensión entre los personajes, porque la comicidad nunca desplaza al terror. Gorka Otxoa vuelve a ser el entrañable perdedor de «Pagafantas», lo que pone de manifiesto que cada vez que cuenta con un guión y diálogos graciosos sabe aprovechar la oportunidad y se luce. Carlos Areces se sale de tanta cara que tiene, inventándose un acento gallego que es de traca. Secun de la Rosa completa el trío central como el tramposo que no ha de faltar en todo relato de supervivencia. Y, en frente, las fuerzas vivas del pueblo encabezadas por un siniestro Manuel Manquiña, que acumula en su persona el poder laico y el eclesiástico, como alcalde y párroco a la vez.

Y la prueba de que «Lobos de Arga» es una buena comedia de terror está en que no te ríes de los «hombres-lobo», por más que los personajes resulten caricaturescos antes de su transformación. Los efectos de maquillaje son un homenaje a Rick Baker, que creó escuela en la película de John Landis «Un hombre lobo americano en Londres». Su factura artesanal va muy bien con los toques de estética gore ochentera, concentrados en la cachonda escena de cocina canibal con los dedos meñiques amputados del protagonista. También contribuye a la credibilidad genérica la banda sonora, que incluye temas muy apropiados del veterano grupo Sex Museum, volviendo sobre el rock de garage más hard.

 

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