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Txisko Fernández Periodista

¿Por qué no se fue Basagoiti?

Resulta paradójico que se otorgue a Antonio Basagoiti la paternidad de la propuesta para alterar el censo electoral de Hego Euskal Herria en base a «fundamentos jurídicos» tan sólidos como una declaración jurada personal y subjetiva que, en principio, no sería necesario comprobar con datos objetivos. Me parece insólito que sea él quien abandere esta causa cuando no es un «exiliado» y eso que, de creer en su verborrea acusadora, nadie ha podido sentirse más acosado que él: «Este es de ETA, aquel también es de ETA-Batasuna, los amigos de los amigos de uno de ETA también son de ETA...». En algún momento ha acusado de ser «cómplice de ETA» a todo el arco político, salvo a su partido, incluyendo al PNV y al PSE.

Es decir, que el ahora candidato a lehendakari por el PP ha vivido más rodeado que nadie por «los violentos», pero, miren por dónde, él no ha optado por el «exilio». Ahora, contesten a la siguiente: ¿Entonces, por qué se fueron los «exiliados por ETA»? Cada cual que responda según el conocimiento personal que tenga de esta cuestión. No hay duda de que hay quienes optaron por marcharse porque eran objetivo de la organización armada o porque se sentían acosados. Pero, de pregunta a pregunta: ¿Tuvieron el mismo respaldo político y policial que Basagoiti? Y, si no fuera así, ¿se puede deducir que la Guardia Civil y todos los gobiernos -desde Suárez hasta Zapatero, pasando por González y Aznar- no fueron capaces de proteger a esos «exiliados» como hicieron con Basagoiti y los de su calaña política?

No obstante, más paradójico que lo anterior me parece el hecho de que la propuesta apadrinada por Basagoiti acabe dando la razón a quienes defienden que «los vascos tienen más privilegios que el resto de los españoles». Porque no hay que darle muchas vueltas al contenido avanzado por el ministro de Interior para concluir que «todos los españoles no serán iguales ante la ley», ya que sólo los vascos del sur de los Pirineos podrán votar dónde les dé gana. Da lo mismo que sean unos cientos o unos miles, pero tendrán esa prerrogativa por haber vivido al menos cinco años en este país y jurar que son «exiliados por ETA».

Y como se trata de reformar la Ley Electoral, nadie puede negar que el objetivo es «electoralista» y que nada tiene que ver con «la reparación a las víctimas».

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