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El arzobispado renuncia a cuatro iglesias ante la presión de Lerga y Leotz

Lerga y Leotz han puesto contra las cuerdas al Arzobispado de Iruñea, que ha decido retirarse de la pelea por la ermita de Abaiz y, además, ofrece las iglesias de Bezkiz, Amunarrizketa y Uzkita a cambio de que le retiren una multa por dejarlas desmoronarse. Son dos buena noticias para quienes defienden el patrimonio popular y sorprende que hayan coincidido en el tiempo. ¿Un cambio de tendencia?

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Aritz INTXUSTA

Leotz y Lerga emprendieron caminos diferentes para recuperar los edificios que inmatriculó a su nombre el Arzobispado. Los dos han resultado válidos, puesto que les han acarreado una primera victoria, aunque todavía queda mucho por hacer y por decidir. La lucha de Lerga -municipio enclavado en Oibar (Valle de Aibar)- ha sido ejemplar por el tesón y la unidad de los vecinos, que llevaron a pleito a la Iglesia hasta que esta se ha visto sin fuerzas para pelear por la propiedad de la ermita de Abaiz, una de las cuatro iglesias más antiguas de Nafarroa. Por su parte, Leotz -ubicado en Orbaibar (Valdorba)- ha destacado por utilizar una vía que no se había explorado anteriormente y que sienta precedente; además, ha desenmascarado el amor de la jerarquía eclesiástica por el vil metal, pues el Arzobispado de Iruñea mantiene que los templos son suyos, pero quiere evitar la posibilidad de ser multada.

Desde el jueves, el párroco de Lerga tiene el título de persona non grata en el pueblo, que dictó anatema sobre Fermín Macías después de que inscribiera a nombre del Arzobispado la iglesia de Abaiz. Macías lo hizo a sabiendas de que Lerga había comprado ese despoblado tiempo atrás, y eso dolió sobremanera a los vecinos. En concreto, el Duque de Granada vendió Abaiz a una sociedad conformada por los vecinos de Lerga en 1927 y los documentos están en el Ayuntamiento. Según comenta el alcalde, Iñaki Iriarte, tuvo varias conversaciones con Macías antes de que se decidiera a inscribirla. «Me empezó a contar que tenía noticias de bautismos y comuniones que se habían celebrado en Abaiz -explica-. Pues claro, es una iglesia, ¿qué quieres que se haga allá? Pero eso no tiene que ver nada con la propiedad; la propiedad es nuestra porque tenemos las escrituras. Macías vio las escrituras y se llevó una fotocopia antes de inmatricular». Iriarte decidió plantar batalla y, en asamblea, los vecinos le dieron carta blanca para ir hasta el final.

La unidad vecinal subió un grado más y, al final, no fue el Ayuntamiento quien puso el pleito, sino que todos y cada uno de los vecinos llevaron a la Iglesia ante los tribunales. Ahora, el Arzobispado ha puesto pies en polvorosa ante tanto papel y tanto vecino. Abaiz vuelve a sus legítimos dueños. ¿Victoria plena? Puede que solo se trate de un asalto. La iglesia parroquial de Lerga, la ermita y un huerto siguen inscritos por la Iglesia.

Una nueva vía

El Ayuntamiento de Leotz aúna a doce pueblos, la mayoría semidespoblados. Las discusiones entre los alcaldes y los representantes eclesiales por el estado de varios templos comenzaron hace doce años. Las relaciones se tensaron después de que Leotz acordara derribar una ermita en Benegorri y convertirla en una capilla que albergara la pila bautismal románica, que es una de las más bellas de Nafarroa. Durante las obras, esta pila se ocultó bajo unos fardos de paja. Enterado de ello, un sacerdote aprovechó para sustraerla. Sobre la autoría del expolio caben pocas dudas, pues el Arzobispado se la llevó después a la iglesia-fortaleza de Uxue. Leotz reclamó, pero quienes se la llevaron sin avisar y sin abonar el pertinente seguro (o los ladrones, como se prefiera) no cedieron y por eso sigue en Uxue.

Poco después, Leotz lanzó expedientes de ruina sobre todos los edificios en mal estado, incluidas las iglesias de Uzkita, Bezkiz y Amunarrizketa. Esto obliga a reparar los edificios en un determinado tiempo, que el Arzobispado no cumplió, por lo que Leotz le pasó una multa de 45.000 euros. La Iglesia contraatacó con un recurso, pero se ha echado atrás. En junio, Javier Aizpún envió una carta al alcalde, Ramón Muruzabal, en el que dice textualmente que «carece de fondos suficientes para rehabilitar los edificios». Por ello, lanza una contraoferta y propone la «dación en pago», es decir, entregar a Leotz las tres iglesias y archivar el caso. Muruzabal asegura a GARA que aún no ha decidido si aceptará los tres templos: «Necesitamos que el Gobierno nos de tiempo para rehabilitarlos y para ver qué hacemos con ellos». Si les dan ese plazo, ideas no faltan en Leotz: el alcalde enseguida habla de miradores, rocódromos o campos de trabajo para levantarlas de nuevo.

Este caso es muy interesante, ya que abre una vía nueva que no había explorado, aunque ya barajaba, la Plataforma por el Patrimonio. A su vez, es alarmante, porque el Arzobispado entrega templos a precio de saldo (15.000 euros cada uno). De todos modos, como en Lerga, es solo un primer asalto, ya que el clero tiene inscritas las nueve iglesias restantes de Leotz y numerosos edificios civiles, como la casa parroquial de Artariain, que a día de hoy se encuentra alquilada.

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