Los insurgentes piden más armas y apoyo exterior para tomar Alepo
Mientras el Ejército sirio intensificó sus bombardeos sobre las zonas de Alepo que controlan los insurgentes, éstos reclamaron ayuda del exterior, con más armas, zonas de exclusión aérea y la intervención de la ONU, para poder enfrentarse a la aviación y tanques del régimen y poder lograr «cambios significativos» en la batalla clave por el control de la segunda ciudad de Siria.
GARA | DAMASCO
Bajo los bombardeos de helicópteros y la artillería pesada del Ejército, los insurgentes armados sirios afirmaban ayer resistir el asalto contra sus posiciones en Alepo, la segunda ciudad del país, en el segundo día de la ofensiva del régimen para expulsarlos de la ciudad.
Desde el sábado los bombardeos han lanzado a miles de sus habitantes a las carreteras buscando un lugar seguro. Los tanques concentran sus ataques en el barrio de Salahadine, principal bastión de los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS), pero también se registraron combates en los distritos de Bab al Nasr y Bab al Hadid, Seif al Daula, Al Hamadaniya y Al Azamiya.
La batalla por el control de Alepo resulta crucial para ambos bandos. Los insurgentes temen que tras los bombardeos y el éxodo de la población, el Ejército inicie el asalto con tropas a estos barrios.
El opositor Observatorio de Derechos Humanos afirmó que «los soldados han rodeado varias zonas controladas por los rebeldes» para aislarlos e impedir que reciban refuerzos.
Zona de exclusión aérea
Por ello, reclaman ayuda del exterior, armas, intervención o zonas de exclusión que limiten la acción de la aviación. El jefe del consejo militar rebelde de Alepo, Abdel Jabbar al-Oqaidi, pidió a los estados occidentales que instauren una zona de exclusión aérea en el norte de Siria y acusó al régimen de preparar «una masacre» en la ciudad, por lo que insistió en reclamar una intervención exterior.
A su juicio, el Ejército «solo puede utilizar sus aviones o su artillería pesada a distancia. No puede entrar en al ciudad». Este excoronel del Ejército asegura que Alepo será «la tumba» de las fuerzas de Bashar al Assad.
En el mismo sentido, el Consejo Nacional Sirio (CNS) pidió una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU que impida la masacre. El presidente del CNS, movimiento opositor reconocido en el exterior,, Abdel Basset Seida, pidió a los países «hermanos» y «amigos» que armen a las tropas del ELS.
«Queremos armas que nos permitan parar los tanques y aviones de combate», agregó Seida, insistiendo en que la rebelión necesita apoyo para lograr «cambios significativos» en la guerra.
Conspiración global
En visita a Irán, aliado de Damasco, el ministro sirio de Asuntos Exteriores, Walid Muallem, también se mostró convencido de la victoria tras anunciar la victoria del régimen en Damasco, y acusó a Qatar, Arabia Saudí, Turquía y otros países extranjeros de apoyar a los insurgentes suministrándoles armas.
Mualem denunció que el régimen de Damasco se enfrenta a una conspiración global acompañada de una «provocación sistemática» de los medios de comunicación y de un «asedio inhumano» liderado por Estados Unidos, la Unión Europea y la Liga Árabe.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores iraní, Alí Akbar Salehi, rechazó cualquier posibilidad de una transición dirigida en Siria, una hipótesis que consideró una «ilusión». «Creer ingenua y erróneamente que si hay un vacío de poder en Siria y si hay una transición del poder en Siria, simplemente otro gobierno llegará al poder... Creo que es solo un sueño», afirmó Salehi.
Los combates también continuaron en otras zonas del país, sobre todo en la provincia de Idleb, junto a la frontera turca. Ademas, un libanés y tres sirios resultaron heridos por el impacto de varios obuses lanzados desde Siria y la explosión de minas en territorio libanés.
Ante la publicación de imágenes de kurdos con banderas en la frontera, Turquía advirtió que tomará «todas las medidas» para impedir la implantación de lo que denominó «estructuras terroristas» en las zonas de Siria fronterizas. Ankara acusa aDamasco de facilitar la implantación del PKK en esta zona.
El CNS prevé la formación en las próximas semanas de un gobierno alternativo y de transición que podría contener a algunos integrantes del Ejecutivo de Al Assad, al que tiene previsto reemplazar, pero rechazó la propuesta formulada por el general Manaf Tlas, el militar más relevante de los que han desertado de las filas del régimen, para erigirse en el guía de un proceso de transición.
Jordania espera la llegada de nuevos refugiados sirios, por lo que ayer abrió un campamento cerca de la frontera con 2.000 tiendas de campaña. Los diplomáticos estiman que alrededor de 115.000 sirios han huido de su país en dirección principalmente a Turquía, Líbano y Jordania. Por su parte, las autoridades jordanas dicen que han llegado al país entorno a 130.000 sirios desde el inicio del levantamiento, pero no todos están clasificados como refugiados. La mayoría han encontrado alojamiento por su cuenta o a través de organizaciones islamistas y de compatriotas que huyeron en la década de 1980. Las tropas sirias han intentado impedir que los refugiados crucen la frontera llegando a disparar y matar a los que se encontraban en «tierra de nadie», lo que ha llevado a Jordania a enviar blindados a la frontera y ha habido varios intercambios de fuego entre fuerzas jordanas y sirias.
También más de 12.000 sirios se han refugiado en Argelia, según fuentes del Ministerio del Interior de este país, aunque otras fuentes elevan la cifra a 23.000, gracias a un acuerdo bilateral argelino-sirio que facilita el desplazamiento sin necesidad de visado. GARA
