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NATACIÓN Segunda jornada en el Centro Acuático

Francia se la devuelve a Estados Unidos y Phelps empieza a sumar

El relevo galo culmina su remontada en el 4x100 y Agnel supera a Lochte en la última posta. Phelps logra su primera medalla y ya tiene 17. Vollmer firma en los 100 mariposa el segundo récord del mundo y el sudafricano Van Der Burgh el tercero en 100 braza.

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Jon ORMAZABAL-Miren SÁENZ

Cuatro años después de aquel relevo en el Cubo de Agua pequinés que permitió a Michael Phelps completar su hazaña de los ocho oros y convertirse en el deportista que alcanza más títulos en una edición, los franceses se han vengado en la capital inglesa. En la china fue el veterano Jason Lezak, quien con una última posta inolvidable logró una victoria sin la cual Phelps hoy estaría igualado con Mark Spitz y no por encima.

Ayer Amaury Leveaux, Fabien Gilot, Clément Lefert y Yannick Agnel les devolvieron la moneda. Cuando Estados Unidos había hecho lo más difícil, deshacerse de Australia y se las prometían felices después de haber caído en los Mundiales de Shanghai ante los aussies y los galos, estos cogieron carrerilla y les comieron la tostada.

Magnussen, el único capaz de rondar con bañador textil los 47 segundos, abrió el relevo, quizás pensando que en un buen día incluso podría apuntarse el tope individual -algo solo permitido para la primera posta- y emular a un par de compatriotas como Michael Klim y Eamon Sullivan, quien nadó la tercera posta. Fallaron y fueron cuartos tras Rusia. El Misil ni siquiera pudo con Adrian y a los yankis no se les pueden dar facilidades. Sus técnicos cambiaron íntegramente el relevo que se había ganado la plaza por la mañana y entraron los coleccionistas de medallas.

Había curiosidad por comprobar la respuesta de Phelps después de la debacle de la víspera. Alguien tan desacostumbrado a perder como el tiburón de Baltimore, que literalmente no se había bajado del podio desde que era un muchacho imberbe, sufrió el sábado la peor derrota de su vida. Y el tiburón de Baltimore respondió bien aunque no Lochte, incapaz de aguantar a un Agnel con ansias de venganza. El neoyorkino se cuelga su segunda medalla, esta de plata, tras el espectacular oro en los 400 metros estilos y Phelps empieza a sumar. Ya tiene 17 chapas y se acerca un peldaño al tope de la gimnasta rusa Larisa Latynina (18), un objetivo a su alcance hasta a medio gas.

La piscina diseñada por Zaha Hadid es el escenario idóneo para empezar a borrar las marcas logradas con los bañadores flotantes. La sesión vespertina comenzó por todo lo alto y fue mejorando a cada brazada.

Arrancó con el estratosférico récord de Dana Vollmer, que se convirtió en la primera mujer que baja de la barrera de los 56 segundos en los 100 metros mariposa. No obstante, para nada se puede decir que el triunfo de esta apasionada del diseño interior y del piano sorprendiera a nadie. La estadounidense se presentó en la final de ayer con siete de las mejores marcas del año y con el récord olímpico conseguido la víspera en semifinales, y ese magnífico estado de forma se tenía que hacer notar.

El récord del mundo, que estaba en poder de la sueca Sarah Sjostrom (56.06) desde el Mundial de Roma 2009 -fue la gran perdedora con su cuarto puesto tras la china Ying Lu y la australiana Alicia Coutts- cayó en una final en la que la estadounidense impuso su terrible largo de vuelta. Vollmer fue tercera en los primeros 50 metros detrás de la danesa Jeanette Ottensen y la estadounidense Claire Donahue, pero arrasó en el segundo largo para llevarse el título olímpico de manera brillante.

Se puede decir además que el de Dana Vollmer (Siracusa, Nueva York 1987) fue un triunfo con corazón. Criada en la Universidad de Florida, pasó posteriormente a la de Berkeley y su primera gran experiencia en una competición de nivel la vivió con 12 años, cuando participó en las pruebas de selección para los Juegos de Sydney. No consiguió su objetivo, pero esa experiencia le marcó de cara al futuro.

Tres años después, tuvo que someterse a una operación quirúrgica para solucionar una taquicardia supraventricular que le producía un ritmo cardíaco elevadísimo: en torno a las 240 pulsaciones por minuto.

Solventado el problema de su corazón, Vollmer formó parte del equipo norteamericano que participó en Atenas 2004 y con dieciséis años se colgó la medalla de oro en el relevo 4x200 libre. No tuvo continuidad en su progresión y no consiguió la clasificación para los Juegos de Beijing de 2008, pero en 2009 todo cambió, puesto que firmó su primer récord estadounidense en los 200 estilos, una marca que estaba en poder de otra veterana que también ha llegado, Natalie Coughlin.

Cada cual mejor

Visto el precedente, el sudafricano Cameron Van der Burgh no quiso quedarse atrás. La suya, la de los 100 metros braza, era una final mucho más abierta, con nombres tan ilustres como el de japonés Kosuke Kitajima, que pretendía arrebatar a Phelps el honor de poder ser el primero en colgarse el oro en tres Juegos consecutivos en una prueba.

El japonés ni siquiera pudo tocar medalla -fue quinto y un segundo más lento de lo que lo había hecho en mayo- en una espectacular final en la que Van der Burgh se convirtió en el primer nadador sudafricano en ganar una medalla individual de la manera más brillante posible. Lo hizo rompiendo en 0.12 segundos el récord que poseía el australiano Brenton Rickard desde el Mundial de Roma en 2009, antes de la prohibición de los trajes de baño de poliuretano. Como siempre, el africano fue el más rápido en la salida y en el primer viraje, pero también mantuvo el ritmo en el segundo largo, con una primera mitad espectacular.

El podio lo completaron el australiano Christian Sprenger, que consiguió la medalla de plata con 58.93, mientras que el estadounidense Brendan Hansen fue bronce con 59.49 segundos.

Muffat, con récord olímpico

Con lo vivido anteriormente, el oro con récord olímpico de la francesa Camille Muffat en los 400 libres puede parecer un triunfo menor, pero nada más lejos de la realidad. La nadadora de Niza abrió la gran noche de la natación francesa al imponerse por menos de media brazada en un espectacular mano a mano con Allison Schmitt.

Ambas dejaron atrás al resto de competidoras prácticamente desde el primer largo, siempre con la francesa por delante, y se jugaron el oro en un último largo muy disputado, en el que la estadounidense no pudo impedir que Muffat se convirtiera en la segunda nadadora gala en ganar el oro olímpico, después de Laure Manaudou, campeona en la misma distancia en los Juegos de Atenas-2004.

El bronce fue para la inglesa Rebecca Adlington, campeona en Beijing, que enseguida vio que no tenía nada que hacer con la estadounidense y la francesa e hizo una carrera muy inteligente para amarrar el bronce en los Juegos de su casa. La italiana Federica Pellegrini, campeona del mundo, poseedora de la plusmarca mundial (3.59:15) y rival de Manaudou sigue superando a la francesa. Quedó en quinto lugar. No parece la Pellegrini de siempre, veremos.

Mal comienzo para Manaudou

La triple campeona mundial, de regreso a la competición internacional tras su maternidad fue la gran perjudicada al quedar eliminada en las series de los 100 metros espalda.

Fue vigésima segunda con un tiempo de 1.01:03, lejos de la última en entrar en las semifinales, la italiana Arianna Barbieri, decimosexta con 1:00.25, y a dos segundos de la primera, la australiana Emily Sheebohm, con 58.23. Pero la vida sigue y Manaudou continuará en la piscina donde tiene previsto competir en los 200 espalda si logra la clasificación y en los relevos 4x200 libre y los 4x100 estilos.

Adolescentes que impresionan

Primero fue la china Ye Shiwen con su flamante récord del mundo en los 400 metros estilos de la primera jornada, y ayer la lituana Ruta Meilutyte con el de Europa. La hazaña de la chica de Zhejiang hace 16 años se vivió con pasión en su país. «Lochte puede dar las gracias de que Ye Shiwen sea una mujer y no pueda competir contra él», destacó la agencia oficial Xinhua.

Y es que la primera mujer que ha batido una plusmarca tras la era de los bañadores ilegales de poliuretano nadó un rato después que la estrella estadounidense en la misma prueba e invirtió 17 centésimas menos que Ryan Lochte en recorrer los últimos 50 metros y solo tres más que el neoyorkino en los últimos 100. Estos fueron sus parciales -28.93 para Ye y 29.10 para Lochte-. Es justo reconocer que, mientras a ella le apretaba Beisel, el se relajaba con Phelps hundido en el cuarto puesto. El propio Lochte se reconoció impresionado: «Si ella hubiera nadado conmigo habría podido batirme», comentó divertido aunque su registro fuera 23 segundos mejor que el de la china.

Meilutyte iluminó la matinal al lograr la clasificación para las semifinales de 100 metros braza con la mejor marca mundial de la temporada (1.05:56). Ni se lo creía esta lituana de 15 años, instalada en Inglaterra, que en las semifinales de la tarde por la calle 4 la rebajó hasta los 1.05:21 mejorando el tope de 2009 la rusa Efimova (1.05:41). Rebecca Soni, la incuestionable dominadora de la disciplina, aun no ha coincidido con ella en la piscina pero ha tomado nota. Le ha salido una rival. Leisel Jones, la triple campeona olímpica australiana, nadó con la jovencita horas después de agradecer irónicamente a la prensa haber publicado una fotos suyas con más kilos que antes porque eso le ha motivado y ha recibido numerosas muestras de apoyo. «Nunca me he sentido tan querida», señaló. M.S.

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