Al descanso, Rusia campeaba por 20-31 ante una España derrotada, reconocible en plena disolución de su mejor generación. El exuberante físico de los de David Blatt, que planteó el partido a cara de perro sin dejar correr a los de Scariolo, y dominando facetas como el rebote y en intensidad, ponía a los hispanos contra las cuerdas. Quizás, algún irónico diría que los campeones de Europa preferían perder y asegurarse un cruce más fácil de cara a buscar el bronce.

Pero a los rusos les entró miedo a ganar. Temblaron, parpadearon, se vieron a sí mismos en la final olímpica y perdieron los papeles. Rudy Fernández enchufó un par de triples, Calderón otros tantos, Llull salió en lugar de Navarro y acabó por cortocircuitar a un Shved que viene cortocircuitado de casa, y un Ponkrashov al que le dieron las doce y cuya carroza dorada, esa que exhibe ante España y que mostró ayer por momentos, se convirtió en calabaza antes de hora.

Felipe Reyes sentó a Pau Gasol en el banquillo y paró en seco a Khryapa, mientras que Marc Gasol al fin dejó de ser el «hermano de» para detener al fin al dúo Mozgov-Kaun, que tanto daño hizo en la primera mitad.

Para más inri, Kirilenko escogió un mal día para lucir un 2 de 11 en su carta de tiro, amén de un 5 de 10 en su porcentual de tiros libres. Calderón empataba el partido a 46 al final del tercer cuarto, y varias contras de Llull -con una impagable labor de brega del baskonista San Emeterio- condujeron a un parcial de 14-4 con el que la selección hispana, con Pau Gasol y Navarro agitando la toalla, pudo adelantarse 60-50. La historia de las remontadas del España-Rusia se repetía, pero en sentido inverso.

Quedaba por ver si los de Scariolo iban a saber amarrar el duelo de semifinales, o si volverían a meter la pata como en el duelo de la primera fase, en el que desperdiciaron un marcador de 60-69 para caer 77-74.

Esta vez no fue así. Rusia no dejó que la ventaja española fuese a más, pero tampoco estuvo en disposición de remontar. Los hermanos Gasol remacharon dos jugadas que acabaron en «dos más uno» -Marc- y mate en contragolpe -Pau- ante una Rusia que solo había perdido tres balones en la primera mitad, para acabar despidiendo el choque con 13 pérdidas.

Los pupilos de David Blatt, con 66-58 en el marcador dentro del último minuto, tuvieron una última oportunidad, tras un robo de Kirilenko a Calderón, saldado con falta antideportiva del ex del Baskonia. Pero AK47 erró tres de los cuatro tiros libres de los que dispuso, y el tiempo se agotó sin que Rusia se explicara cómo dejó escapar un partido que tuvo ganado.