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Que sean conscientes de que si intentan �ganar� esta batalla es f�cil que pierdan la guerra

Si hay algo que no se puede negar a la nueva estrategia de la izquierda abertzale es un sincero intento por empatizar, conocer los intereses de sus enemigos, sus necesidades, sus limitaciones. En el fondo, gran parte de eso que se llama �proceso� no es m�s que el transito de ser enemigos b�licos a contrincantes pol�ticos, dentro de unas nuevas normas que garanticen la igualdad de oportunidades, es decir, en condiciones democr�ticas. Arnaldo Otegi ha planteado en ese sentido la necesidad de dirigirse tambi�n a la sociedad espa�ola para explicar sus planteamientos, democr�ticamente irreprochables.

Hay que tener en cuenta que esa empat�a cumple adem�s una funci�n pol�tica clara: conocer mejor al adversario y posicionarse moralmente por encima de �l. La respuesta del Gobierno espa�ol a la mano tendida del soberanismo vasco facilita mucho ambas cosas. No cabe esperar apenas nada de los mandatarios espa�oles. Ni humanidad ni talento. Pero no por ello hay que dejar de interpelarles, porque es la manera en la que mejor se reflejan las posturas pol�ticas de unos y otros.

La estrategia del Ejecutivo del PP pasa por bloquear el proceso pol�tico. Por ello pretenden ganar cada batalla que el movimiento independentista y una gran parte de la sociedad vasca les plantee. Pero si para ello recurren a los medios que hist�ricamente han utilizado contra los vascos (represi�n y negaci�n), cada batalla que �ganen� supondr� que pierden un poco m�s la guerra. Sin ir m�s lejos, no quer�an hablar de presos y ahora, por su necedad y crueldad, est�n obligados a hacerlo.

En el contexto de la huelga de hambre de los presos irlandeses, el comandante del IRA que sustituyo a Bobby Sands en los Bloques-H, Bik MacFarlane, se quejaba amargamente de la �estupidez brit�nica�. Al fallar una de las gestiones para solucionar la crisis, en una carta a Gerry Adams, maldec�a su arrogancia y terminaba diciendo: �se arrepentir�n de su estupidez�.

Una vez m�s, apoyo social e internacional

Casi nadie, aparte de los republicanos irlandeses, recuerda que la huelga de hambre en la que murieron Bobby Sands y otros nueve compa�eros fue un fracaso, en la medida en que no logr� sus objetivos y fue neutralizada. Porque aquella lucha fue un punto de inflexi�n para el movimiento republicano. Para los irlandeses Sands y sus compa�eros son m�rtires, pero para el resto del mundo son un icono, s�mbolos de, por un lado, el sacrificio militante de alguien que est� dispuesto a llevar la defensa de sus ideas y derechos hasta sus �ltimas consecuencias y, por otro, de la crueldad de pol�ticos como Margaret Thatcher. La situaci�n de las c�rceles cambi�, pero ante todo cambi� la percepci�n sobre el movimiento republicano, en Irlanda y fuera de sus fronteras.

La lucha de los dem�cratas vascos en el caso de Iosu Uribetxeberria no busca un m�rtir. Solo pretende que, primero �l y cuanto antes el resto de presos gravemente enfermos, vuelvan a casa. En unos casos para paliar sus dolencias o que no degeneren como consecuencia de las condiciones de vida en prisi�n, en otros, como en el de Iosu, para que pueda vivir el tiempo que le quede junto a los suyos, serena y dignamente. Ese es, y no otro, el objetivo prioritario y urgente de la campa�a que ha surgido de modo espont�neo dentro y fuera de las c�rceles.

�Se va a cumplir la ley, y eso va a ser independiente de que unos presos de ETA se pongan en huelga de hambre. Est�n muy equivocados si piensan que van a influir�. Son palabras del ministro de Interior espa�ol, Jorge Fern�ndez D�az. Es �l el que est� muy equivocado si cree que es el destinatario de esas protestas. La estrategia de la izquierda abertzale, asumida tras un proceso de debate por el EPPK, establece claramente que los principales destinatarios de su discurso y sus acciones ser�n la sociedad vasca y la comunidad internacional. Es a ellos a quienes se dirigen. La manifestaci�n de ayer muestra que ese mensaje ha llegado a la sociedad vasca. Pase lo que pase, esta batalla se ganar� en la calle.

Pese a la escalada, a�n hay margen

La fatalidad es el consuelo de los necios. Pese al trepidante ritmo que han adquirido los hechos en esta semana, una gesti�n inteligente de este caso puede traer un final r�pido y l�gico. Uribetxeberria ya ha accedido a hacerse las pruebas pertinentes. El Departamento de Interior debe evitar la presi�n que desencaden� la huelga de hambre del preso. El forense debe dictaminar cuanto antes y los jueces atender la ley que dice que los presos enfermos pueden cumplir su sentencia en libertad condicional. La sociedad ya se ha manifestado y continuar� haci�ndolo. Los presos han mostrado su voluntad de no dejarse pisotear. Rajoy debe actuar con inteligencia.

En el plano pol�tico la cosa es distinta. El Gobierno sabe perfectamente que si libera a Uribetxeberria Euskal Herria habr� ganado una batalla por la dignidad. M�s a�n tras el fallo del TEDH y sus probables consecuencias. Si no lo libera, el Estado espa�ol habr� perdido la batalla moral con los vascos y su credibilidad entre los pa�ses civilizados. Madrid debe evaluar su estrategia y abandonar lo que MacFarlane denominaba �estupidez�.

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